La sociedad colombiana esperaba que el gobierno nacional hiciera el reajuste del salario mínimo mensual con un aumento superior al 15%, producto de la escalada alcista de los bienes y servicios en la vigencia anterior y que ha venido diezmando los ingresos de los colombianos, por la irracional política alcabalera que ha implementado desde que asumió el primer mandatario de los colombianos Gustavo Petro Urrego. Así no se reflejen en las estadísticas que periódicamente emite el Dane, la realidad que vivimos es otra. Muchas amas de casa se preguntan donde hace mercado esta entidad, porque se encuentran totalmente descontextualizadas por el aumento exagerado que sufren los precios de los alimentos, vestuario, servicios públicos, combustibles, transporte, pago de impuestos, salud y educación, entre otras demandas sociales, que cada vez están empobreciendo a las familias colombianas, así no lo quieran reconocer el equipo económico del alto gobierno, que parecen que vivieran en otro planeta.
El ajuste salarial para el próximo año fue definido por el Gobierno, luego de que no se lograra llegar a un acuerdo en la mesa de negociación con las Centrales Obreras y los gremios de la producción. Así las cosas, el porcentaje de aumento para el mínimo quedó establecido en 12,07 % de acuerdo con lo expuesto en el Decreto 2292 de 2023, en el cual se define que, a partir del 1 de enero de 2024, el monto de esta remuneración será de $1’300.000. Igualmente se determina que el auxilio de transporte se ubicará en $162.000, para los trabajadores que devenguen hasta dos salarios mínimos legales mensuales. Las alzas han absorbido este incremento.
Consideramos que se debe cambiar el paradigma tradicional que se ha tenido para seguir manteniendo los incrementos por debajo de la realidad económica en que se encuentra sumida la sociedad colombiana. Aumentos irracionales del servicio de la energía y de otros bienes esenciales de consumo de la canasta familiar, que en muchas ocasiones superan el 40%, desestabilizan cualquier presupuesto familiar, convirtiéndolos cada vez en más pobres, como lo indican los boletines emitidos del Dane, sobre la distribución inequitativa del ingreso de los colombianos.
Así, el alto equipo económico del alto gobierno justifique estos incrementos salariales, para la clase trabajadora colombiana, son muy bajos los salarios que perciben en Colombia, frente a los que presentan otros países del mundo. Lo anterior, provoca un inconformismo de los trabajadores del país, porque las medidas gubernamentales que se toman para buscar un mejoramiento de los ingresos de los colombianos, no se compadecen con el alza generalizada de los precios de la canasta familiar, que todos los meses se incrementan por encima de este porcentaje. Podemos afirmar que el nuevo salario mínimo legal mensual, ya se encuentra nuevamente empobrecido.