La pandemia por Covid-19 ha golpeado con fuerza al mundo entero y hemos tenido que aprender a enfrentar esta crisis y tomar medidas para cuidar la salud de todos. Los gobiernos se vieron forzados a tomar decisiones drásticas para evitar la mayor propagación del mismo y el colapso de la red sanitaria: toque de queda, cordones sanitarios, cuarentenas, suspensión de clases, cierre de cines, teatros, restaurantes, discotecas, gimnasios, prohibición de eventos masivos, uso obligatorio de mascarillas en lugares públicos, entre otras, algunas de las cuales se han ido flexibilizando, pero sin volver a la normalidad que solíamos conocer.
De esta forma, la vida cotidiana de los millones de colombianos cambió radicalmente, al no poder visitar a sus adultos mayores, al tener restricciones de traslado, al compatibilizar las labores de enseñanza, los quehaceres del hogar y trabajo dentro de sus casas, otros vieron suspendidos sus contratos o perdieron sus trabajos, incluso tener que dejar de saludar de mano, besos o abrazos como antes.
Esta nueva realidad, con la que hemos tenido que aprender a convivir, ha tenido consecuencias más allá de lo sanitario, transformando hábitos y comportamientos cotidianos de las personas y actividades que dentro de nuestro entorno son tradición.
Es el caso de las festividades del San Pedro, que desde el año anterior, cuando arreciaba la pandemia debieron de suspenderse y cambiar la forma de mantener vivos los elementos tradicionales de nuestras fiestas. Es así como, mientras el departamento del Huila canceló totalmente las fiestas, Neiva arrancó con su programación de manera virtual, una forma extraña de celebrar, pero así lo indicaba la nueva realidad.
Como el año anterior, en 2021 aunque se pensaba que las cosas iban a ser diferentes al año que la pandemia nos confinó, las cosas no fueron mejor y nos tocó nuevamente vivir las tradiciones echando mano de las nuevas tecnologías.
Esta nueva realidad nos ha llevado a que a diferencia de otros años, cuando el mundo no había cambiado, cuando la fiesta estaba en cada uno de los rincones de la ciudad y del departamento, el bullicio no dormía y se remataba en las casas. Hoy volvimos al hogar, a celebrar como antaño en medio de los amigos, de los familiares, volver a compartir lo que somos y que a través de nuestras fiestas anuales buscamos preservar.
Es por esto, que es la oportunidad de aprovechar el compartir en familia, mientras las fiestas vuelven como las hemos vivido por años y también para que los organizadores de las mismas, repiensen el Festival Folclórico opita como elemento primordial de nuestro sentir.
