Carlos Arturo Rueda C., considerado el padre del periodismo deportivo en Colombia, creó este lema para el fútbol: El mejor espectáculo del mundo. Y, creo, que no se equivocó.
Claro, que no lo hizo pensando en todos los efectos que llegaría a producir este apasionado y archiconocido deporte. Lo hizo, tal vez, pensando en la fuerza de unidad y convocatoria que, desde sus tiempos, generaba el fútbol como deporte, como disciplina, como recreación, como unión de los pueblos, como un pasatiempo de los fines de semana animados por la emotividad de los extraordinarios narradores a través de la radio, en los estadios y en los diferentes campos de fútbol del país.
Si bien el fútbol genera pasiones, ánimos, críticas, comentarios, opiniones, imagen, fanatismos, y demás sentimientos, no justifica los desmanes, abusos, agresiones, heridos, muertos, amenazas, ultrajes, etc.
¡Qué tristeza, qué rabia, qué impotencia, qué vergüenza nacional e internacional, qué falta de consideración y de conciencia, generaron los bochornosos actos sucedidos en el estadio El Campin de Bogotá durante el partido entre Santa Fé y Nacional esta semana.
Luego de año y medio se logró volver a los estadios, es sencillamente ridículo, absurdo que algunos desadaptados empañen la cultura del deporte, el amor al fútbol y la gestión de directivos y gobiernos con esas bajas actuaciones.
Es urgente tomar medidas frente a esta situación que no es la primera, y que demuestra que la gente no aprende. Es preciso tomar todas las medidas que sean necesarias. Fueron capaces de irrumpir y causar daño en un espacio donde había mujeres, madres, hijos, jóvenes y adultos.
Bogotá fue noticia mundial negativa gracias a estos desadaptados que enlodan la imagen de un país que en su mayoría es de gentes buenas, emprendedoras y solidarias. ¡Qué tristeza!
Afortunadamente los heridos ya están fuera de peligro. Pero, no esperemos que vuelva a suceder esto en Bogotá, ni en Medellín, ni en Cali, ni en Neiva. No esperemos que haya víctimas fatales. Colombia ya ha entregado muchos muertos. Que no sea el deporte quien genera más víctimas.
La alcaldía de Bogotá, la Dimayor, el ministerio de Defensa y demás entes gubernamentales y de justicia, deben proceder de inmediato.
No es justo que mientras hay unos grandes deportistas sacando lo mejor de lo suyo en los olímpicos de Japón, y ubicando el nombre de Colombia en lo más alto del podio del deporte mundial, paradójicamente sea una faena de fútbol la que empañe la imagen del país.
Aprendamos de Nelson Mandela que a través del deporte logró unir a un país, logró luchar contra el racismo, y logró la sede del campeonato mundial de fútbol de 2010 en Sudáfrica. Todas unas hazañas dignas de imitar. Gran líder que supo muy bien sobre las otras dimensiones del deporte. Mandela, sí entendió el mensaje de Carlos Arturo Rueda C.
