Diario del Huila

Se busca al jurista del año

Sep 25, 2024

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Los termales de Los Ángeles, ubicados en el municipio de Rivera (Huila), son un lugar encantador al que se puede ir a disfrutar de un baño termal, comer bien o pasar unos días, ya que cuentan con un encantador hotel. Esa maravilla natural, situada en el bosque seco tropical colombiano, a media hora de Neiva, ofrece aguas con temperaturas que van desde los 42 °C hasta los 28 °C. Hasta aquí, todo es maravilloso.

El panorama se complica por una sentencia proferida por el Tribunal Administrativo del Huila, que ordena el cierre inmediato de los termales Los Ángeles y afecta a los señores Ángel Aparicio Palud y Hernando Lombana Motta, dueños de Los Ángeles Termales y Los Guáimaros; a la Caja de Compensación Familiar del Huila; a la Sociedad de Inversiones Turísticas del Huila (Inturhuila); y a la Alcaldía de Rivera. Esta decisión nos tiene a todos los paisanos muy tristes, no solo por perder este paraíso natural, sino, sobre todo, por la cantidad de empleos y proveedores que se quedarían sin trabajo como consecuencia de este fallo judicial.

Esta guerra jurídica comenzó en el año 2011, cuando un procurador ambiental interpuso una acción popular con el propósito de proteger los derechos colectivos ambientales, relacionados con la contaminación y el uso inadecuado de áreas de preservación en las cuencas de las quebradas Aguas Calientes, El Piñal y El Salado, y los supuestos peligros asociados a la construcción y operación de establecimientos turísticos en zonas de riesgo ambiental.

El argumento principal de la sentencia es la posición de la Procuraduría, que, además de lo mencionado anteriormente, sostiene que la zona es susceptible a desastres naturales, como avalanchas, debido a la ocupación indebida y la falta de un manejo adecuado de las aguas residuales.

Los demandados es decir, el municipio de Rivera, los propietarios de los termales Los Ángeles, y Comfamiliar Huila, niegan las acusaciones en su contra y afirman haber tomado todas las medidas necesarias para mitigar los riesgos y cumplir con las normativas ambientales. Sin embargo, la Procuraduría sostiene que las medidas han sido insuficientes. De hecho, la sentencia menciona varios incidentes, como una avalancha en 2003 que causó daños, y la denuncia de contaminación de las aguas en esa zona. También se mencionan diversas visitas técnicas y sanciones impuestas por la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) contra algunos de los involucrados.

La decisión es drástica y fulminante. Aunque analiza las pruebas aportadas por las partes, concluye que, a pesar de que algunos de los demandados han tomado medidas correctivas, persisten las vulneraciones a los derechos colectivos relacionados con la protección de esa zona. Se ordena la implementación de planes de manejo ambiental, el desalojo de áreas ocupadas —según la decisión— ilegalmente, y la adopción de medidas para garantizar la sostenibilidad y protección de las cuencas hídricas afectadas, con el fin de prevenir daños futuros, especialmente en lo relacionado con la gestión del agua y la infraestructura turística en la zona.

Esta radical decisión no solo ordena el cierre, y la reubicación de la infraestructura turística, lo que implica que todos los proveedores y colaboradores que abastecen los termales con bebidas, comidas, postres, además de los empleados del lugar, quedan a la deriva, enfrentando graves afectaciones. Y justo ahora, cuando estaban empezando a recuperar la estabilidad después de la pandemia que tanto golpeó al gremio turístico.

Los habitantes del municipio de Rivera están angustiados por este fallo judicial, pues el pueblo gira en torno al turismo, y si cierran los termales, pierden todo. Por esa razón, más de 60 personas, entre comerciantes, vendedores informales, empleados de los termales y representantes de los gremios hoteleros y de restaurantes, salieron a protestar, pidiendo a gritos que alguien los ayude para que esta bola de nieve no los deje sin trabajo.

Por eso, invito a no perder la esperanza: los asuntos jurídicos tienen solución, y ojalá aparezca el jurista del año que ayude a mitigar esta situación, la cual tiene en zozobra a tantos emprendedores. Usted y yo sentimos tristeza porque perderíamos un lugar maravilloso para disfrutar, pero detrás de eso hay centenares de familias que perderían el trabajo construido durante años: la señora que vende arepas a las afueras de los termales, el proveedor de cholupa, el que vende los postres, las tiendas aledañas, el vendedor ambulante y, sobre todo, los dueños de ese lugar que, por tantos años, han construido un espacio que genera empleo e incentiva el turismo en nuestra región. No dejemos que cierren los termales.



JUANITA TOVAR SANDINO

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