DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez
Me impresionó la nota escrita en El Colombiano por la periodista Isabel Cristina Zapata, sobre los jóvenes de Yarumal, Antioquia, que se están drogando con jarabes para la tos. Lanzo mi voz de alerta para que Dios quiera no se presente este fenómeno en el Huila. Igual que ocurre con el pegante bóxer que usan los habitantes de la calle para “relajarse”, la periodista ha denunciado con datos muy precisos y de fuentes certeras, que los adolescentes de esta zona del país, utilizan una mezcla de jarabe, con gaseosa o jugo, para obtener efectos alucinógenos o euforizantes. El jarabe es un elemento que tiende a ocultarse entre lo cotidiano, así que sólo se vino a conocer el problema a raíz de la gran cantidad de frascos de jarabe vacíos, encontrados en parques y zonas de recreación. Investigando para seguir la pista de lo que estaba ocurriendo, autoridades de salud descubrieron que la “moda” del pharming — un término que se refiere al uso recreativo de medicamentos de venta libre o con prescripción— es mucho más grave de lo imaginado y que su consumo está ganando terreno. Los medicamentos más usados en esta práctica incluyen aquellos que contienen codeína, metilfenidato, benzodiacepinas, alprazolam y dextrometorfano, todos disponibles en las farmacias bajo diferentes presentaciones. El pharming no es exclusivo de nuestros jóvenes, se ha observado en diferentes países, especialmente en Estados Unidos, donde el jarabe para la tos mezclado con gaseosas ha dado origen al purple drank, una bebida que combina codeína y dulces para intensificar sus efectos. La codeína, uno de los principales ingredientes en los jarabes para la tos, pertenece a una clase de medicamentos llamados opioides, que tienen efectos narcóticos. Si bien se usa comúnmente para aliviar el dolor y disminuir la tos, cuando se consume en dosis elevadas o combinado con otras sustancias, puede generar efectos psicoactivos, como euforia, relajación y, en algunos casos, alucinaciones, creando así un coctel de sensaciones llamativas para los adolescentes. Son sustancias que pueden causar dependencia, problemas respiratorios y daños en el sistema nervioso. Y ni hablar del riesgo de sobredosis, que puede traer problemas de marca mayor. Tenaz.
