Los campeones Golden State Warriors de Stephen Curry, el equipo más dominador de la última década, y los Boston Celtics tendrán que superar sus recientes escándalos para regresar a las finales de la NBA en la nueva temporada que inicia este martes.
Frente a ellos tendrán un conjunto de franquicias aspirantes con muchas cuentas pendientes, como los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo, los Brooklyn Nets de Kevin Durant o los Philadelphia 76ers de Joel Embiid. Los focos también se dirigirán hacia Los Ángeles, donde Kawhi Leonard vuelve de su lesión para un nuevo intento de asaltar el campeonato con los Clippers y LeBron James no renuncia a soñar con su quinto anillo.
Los escándalos previos
Los escasos fichajes de renombre (Rudy Gobert a Timberwolves, Donovan Mitchell a Cavaliers y Dejounte Murray a Haws) quedaron opacados por una pretemporada de escándalos que también afectaron a los propios Warriors y Celtics. Primero fue el arresto en junio de Miles Bridges, el explosivo alero de los Hornets que se asomaba al All-Star, acusado de agredir a su mujer delante de sus hijos.
En septiembre se conocieron los resultados de la investigación encargada por la NBA contra Robert Sarver, dueño de los Phoenix Suns, que confirmaron la conducta racista y misógina que mantuvo durante años.
A finales de ese mes fueron los subcampeones Celtics los que conmocionaron a la liga al suspender por un año a su entrenador Ime Udoka, debido a una relación íntima con una empleada, que incumplía las normas de la franquicia.
La cadena de escándalos alcanzó a principios de octubre a los Warriors cuando el temperamental Draymond Green, ganador de cuatro anillos con la franquicia junto a Curry y Klay Thompson, propinó un puñetazo durante un entrenamiento al joven escolta Jordan Poole. Sin embargo, Los Warriors, que regresaron a la cima de la NBA en junio, quieren pasar la página lo antes posible y reemprender el rumbo hacia su quinto título en menos de una década.
Entre los candidatos a desbancar a Warriors y Celtics hay equipos que también han contribuido a uno de los veranos más convulsos de los últimos tiempos.
Los Nets afrontaron durante semanas las demandas de su superestrella Kevin Durant para ser traspasado o para que destituyeran al entrenador Steve Nash.
El alero aceptó finalmente quedarse e intentar reencauzar este proyecto junto al controvertido Kyrie Irving y a Ben Simmons, que se estrenará en Brooklyn tras los problemas de espalda sufridos la temporada pasada.
James Harden, traspasado por los Nets a Sixers a cambio de Simmons, también ha recuperado la forma y amenaza con formar una pareja demoledora junto al pívot Joel Embiid.
Otro ‘superequipo’ con enormes exigencias son los Clippers, que lo apuestan todo a la vuelta de Kawhi Leonard después de una rotura del ligamento cruzado.
El multimillonario Steve Ballmer, que no ha escatimado en gastos para convertir a los Clippers en el gran equipo de Los Ángeles, confía en que la salud de Leonard permita por fin explotar el potencial de la pareja que forma desde hace cuatro años con Paul George.
La franquicia angelina despidió en abril al técnico Frank Vogel, responsabilizándolo del fracaso de quedar fuera de playoffs, y encargó a Darvin Ham que solucione los problemas de adaptación de Russell Westbrook, a quien no lograron traspasar.
LeBron James, que arranca su vigésima temporada con casi 38 años, podrá compensar las posibles decepciones colectivas superando durante la temporada a Kareem Abdul-Jabbar como el máximo anotador de la historia.
Abdul-Jabbar, retirado en 1989, anotó 38.387 puntos en sus 20 temporadas en la NBA contra 37.062 de LeBron.