Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
alfonso519@gmail.com
Faltando 41 días para que se desarrollen las elecciones para elegir al nuevo presidente de Colombia, los colombianos, hemos venido escuchando durante los tres últimos meses todos los planteamientos que han esbozado los candidatos que aspiran a llegar a la Casa de Nariño. A través de los medios de comunicación, las redes sociales y en las tribunas donde han tenido la oportunidad de expresar sus propuestas programáticas, se han intensificado los ataques verbales entre los candidatos, donde se han enrostrado sus antecedentes, para denigrarse mutuamente por los hechos que han colocado en primera plana las denuncias mutuas que han generado sus partidarios, algunos asesores y directivos de las campañas en mención.
Lo afirmaba en mi columna anterior, que, en todos los espacios de los medios de comunicación, cuando son entrevistados, aparecen solamente declaraciones que colocan en entredicho las sanas costumbres del constituyente primario. Los chismes, comentarios mal intencionados, agravios y ofensas mutuas son las únicas propuestas que se transmiten a la opinión pública que se encuentra cansada de esta clase de actuaciones que en nada enaltecen al proceso electoral. Las denuncias que se han ventilado deben ser investigadas por los entes de control y son ellos los que determinan las responsabilidades disciplinarias y penales en caso de que se comprueben las presuntas irregularidades que se han cometido alrededor de las campañas de los aspirantes.
Pero hay temas cruciales más importantes que al constituyente primario les gustaría escuchar: ¿Qué acciones gubernamentales tomarían en caso de ser elegidos como primer mandatario de los colombianos, para contribuir con su seguridad alimentaria? Hasta el momento no los hemos escuchado al respecto. Muy pobres o casi nulos han sido sus discursos alrededor de esta temática. Me voy a referir al artículo escrito por el ilustre académico y científico suaceño que reside en Ciudad de México, titulado “Cómo enfrentar la crisis alimentaria que se acelera por los altos costos de los fertilizantes nitrogenados utilizados en la agricultura”.
Con la previa autorización de su autor, voy a copiar algunos párrafos de éste. “La producción agropecuaria se afecta por el alto costo de los Fertilizantes Nitrogenados, originado por la invasión de Rusia a Ucrania. Al retirar del mercado global, 11 millones de toneladas de la UREA producida por Rusia y Bielorrusia ocasionado por el bloqueo global y la imposibilidad de la producción y comercialización en Ucrania, ocasionado por la invasión; ha encarecido drásticamente el precio de este agro insumo; la Revista FORBES publicó el 25 de febrero; una entrevista a un experto, quien considera que los precios de los fertilizantes nitrogenados; por el efecto antes mencionado se incrementaran entre un 100 a 180%. Este efecto llevaría a que los agricultores disminuyan sus áreas cultivables o no siembren, por lo tanto, considero que los alimentos empezaran a escasear a partir del 2023”. La próxima semana continuaremos abordando esta temática de vital importancia para la supervivencia humana.