Nuevamente estamos viviendo una etapa crítica por el aumento de contagiados por el Covid-19 en el país. En el boletín emitido por el Ministerio de Salud el día anterior, volvimos a tener la cifra récord de casos confirmados en Colombia: 16.835. También se reportaron 241 muertes y 95.015 casos activos. Se procesaron 65.823 pruebas. Con esta información estadística se llega a un total de 1.702.966 de casos confirmados, 44.426 personas fallecidas, que ha tenido el país, por causa de la pandemia. Igualmente 1.559.010 colombianos han logrado superar el coronavirus.
Por tal motivo, algunos alcaldes y gobernadores en otras regiones del país han venido tomando medidas restrictivas para frenar el avance de este mortal virus, que tiene colapsado sus sistemas de salud. El impacto de la pandemia de covid-19 no tiene parangón en la historia de Colombia. Esto, debido a que la velocidad con la que se multiplica, lo torna proclive a variar algunas de sus partes o forma de funcionar esencialmente para adaptarse a las condiciones que se vayan presentando.
Hubo un momento en el país, entre octubre y noviembre, en el que se creyó que había quedado atrás la página de las medidas restrictivas para hacerle frente al covid-19. Pero el aumento de los contagios de los últimos días hizo que los gobernantes volvieran a fijar su mirada en la caja de herramientas con la que cuentan para hacerle frente a la pandemia, y en la que sobresalen estas alternativas. Y es que, no obstante, los sólidos argumentos en contra de la efectividad de encerrar a la gente a estas alturas, en varios países europeos donde se registraron fuertes aumentos de contagios regresaron el toque de queda y las cuarentenas sectorizadas, así como el cierre de bares y restaurantes.
En Colombia parece cumplirse el vaticinio que algunos hicieron sobre lo compleja que sería esta época festiva en el marco de una pandemia. Desafortunadamente, la meseta en la que había entrado el país en cuanto a cantidad de nuevos contagios está quedando atrás, al tiempo que las UCI vuelven a registrar niveles altos de ocupación. Ante tal realidad, que incluye reuniones familiares con gran cantidad de asistentes, fiestas clandestinas y aglomeraciones en sectores comerciales, varios alcaldes han optado por la ley seca, aislamientos obligatorios, pico y cédula y el toque de queda, entre otras medidas gubernamentales. Lo que queda claro es que la pandemia sigue presente y las conocidas medidas de bioseguridad siguen siendo las más efectivas para frenarlo. Estamos atravesando un momento complejo.