Por: Alvaro Hernando Cardona González
Cuando los delincuentes del ELN, secuestraron al Chocó hace unas semanas, impidiendo a los niños acudir a las escuelas, y presentar las Pruebas Saber, algunos rechazaron los bombardeos a sus guaridas por parte de las Fuerzas Militares en cumplimiento de su deber y ruego del pueblo.
El mismo Gobierno reconoce un recrudecimiento de la violencia en departamentos como el Cauca, Valle, y Orinoquía. Las bandas delincuenciales nos azotan acá en La Plata, Algeciras, Tello (…) y en todos los municipios opitas campea la extorsión. Volvió el secuestro.
Pero no podemos descuidar la economía ¿Últimamente se da más importancia a los asuntos de violencia y delitos, bandas organizadas y terroristas que a la economía? Cada uno saque sus conclusiones. Pero evidenciar el mercado costoso y se conocen tantos casos de técnicos y profesionales buscando empleo o personas en las calles pidiendo dinero, nos puede ayudar a unirnos alrededor de lo que nos afecta a todos: la situación económica, que de paso afecta, las inversiones en recuperación y conservación ambientales.
Todos los gremios y la mayoría de los sindicatos solicitan desde hace año y medio, un plan para reactivar la economía colombiana. Por algo será. De hecho, se ha insinuado que ese plan es la mejor excusa para lograr un “pacto nacional” que tanto ha mencionado el Presidente de la República y seguramente alrededor del cual todos estaríamos de acuerdo. Este debe ser construido por todos.
Un plan exige bajar las ideas a un documento y detallarlo. No es solo hacer declaraciones o exhortaciones, sino adoptar serias medidas; muchas impopulares pero necesarias. Debe cuantificar los montos de las inversiones y los responsables para minimizar la posibilidad de corrupción, o lamentablemente, identificarla; y por tanto, para medir sus resultados, deberá contar con indicadores que permitan las evaluaciones.
Todos estamos de acuerdo, en que el campo (pecuario y agrícola) debe aportarle más al PIB. Menos enfoque en la propiedad de la tierra y más en la productividad. Y la infraestructura y la reactivación de la vivienda, claves para el PIB y la generación de empleo, inversiones, y mejoramiento de canales para llevar insumos o distribución de productos. Eso incluye, reactivar la construcción de vivienda. Ahora, eso requiere garantizar el uso permanente de las carreteras, puertos y aeropuertos, evitando las crecientes “protestas y tomas” de todo tipo y con toda excusa. Nadie gana, pero todos perdemos con ellas; incluso el Gobierno, que lo necesitamos exitoso por el bien común.
No más impuestos. Necesitamos confianza.
