Diariamente los medios de comunicación y las redes sociales se encuentran atiborradas de noticias relacionadas con la creciente ola de inseguridad que está afectando el bienestar general de las familias colombianas. Es muy triste que los atracos callejeros, por lo regular terminan en asesinatos y heridos que están enlutando a las familias. El país está en una crisis de seguridad. El crimen organizado continua sin dar tregua en algunas regiones del país. Hay que reconocer el accionar de las autoridades que han logrado desarticular durante los últimos meses a peligrosas y tenebrosas bandas de atracadores. Pero se han venido reactivando en los últimos días, algunos grupos de antisociales que tienen en jaque a la ciudadanía: fleteros, atracadores, paseos millonarios, raponazos, entre otros delitos que no cesan con sus intenciones macabras.
Estos depravados sociales, cada día se organizan y se vuelven creativos para cometer sus actos delincuenciales. Estos sujetos se mueven en grupos de hasta seis o más personas, lo hacen en motos de alto cilindraje y vehículos; asaltan a plena luz del día, y muchos aprovechan la noche para detectar a sus víctimas. La ciudadanía se siente sujeta a ser interceptados por estos delincuentes, que en muchas ocasiones toman la decisión de asesinar a sus víctimas. Estos casos que son difundidos por los comunicadores sociales nos producen terror y escalofrío. Desde esta tribuna de opinión, hemos sido reiterativos sobre este fenómeno que cada vez se fortalece en las calles de las ciudades. Pero existe otro fenómeno degradante para la sociedad colombiana y son los crecientes casos de sicariato. De acuerdo con estadísticas oficiales, el año anterior, se presentaron 7.772 homicidios de tipo instrumental, que corresponden al tipo de muertes por encargo, los cuales han sido cometidos por sicarios profesionales. La mayoría de estos abominables casos corresponden a ajustes de cuentas entre delincuentes por cuentas pendientes del narcotráfico. Representan el 61% del total de homicidios registrados en el país, durante el periodo enero-noviembre de 2022. Se estima que el año anterior, se perpetraron un promedio diario de 22 casos de sicariato en Colombia.
Hace dos días, un par de delincuentes, dieron muerte a mansalva al joven universitario Julián Mauricio Ramírez Bautista, de 24 años, quien cursaba séptimo semestre de Administración de Empresas en la Universidad Surcolombiana, quien fue abordado en la puerta de su residencia en el barrio San Jorge de esta ciudad, por hurtarle la moto. Inaudito que se sigan presentando estos casos de inseguridad en nuestra capital del departamento. Es muy desalentador el panorama sombrío que se cierne sobre la armonía de las familias que residen en esta localidad. No podemos bajar la guardia. Debemos integrarnos con la fuerza pública, para contrarrestar este flagelo social que corroe la paz y la tranquilidad de los hogares neivanos.