Este país, en medio de la pandemia del Covid, también está de fiesta. Vivimos un curioso momento, entre panderetas y cacerolas, pero sin dejar de producir ni de prepararnos para las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Tal vez, ese ingrediente de fe y alegría sea lo que mantiene a flote una sociedad como la nuestra.
Por estas fechas es fácil ver familias que pasan de las luces del árbol en su casa a los pabellones de quemados. No se entiende cómo, luego de tantos esfuerzos, campañas y decretos, a la fecha se tiene una cifra preocupante de quemados. En el Huila, cuatro han sufrido afectaciones durante el presente mes: 1 en Acevedo, 1 en Guadalupe, 1 en Garzón y 1 en Neiva, de los cuales tres son menores de edad y un adulto. La invitación es que todos entendamos, que la prudencia hace verdaderos sabios. Las autoridades tienen una enorme responsabilidad.
Una tragedia, porque significa marcas en cuerpo y alma, seguramente de por vida. Entre ellas, mutilaciones y pérdida de ojos. A pesar de la prohibición del uso de pólvora por parte de la Alcaldía de Neiva y la Gobernación del Huila, la comunidad sigue utilizando fuegos artificiales sin ningún tipo de responsabilidad, poniendo en riesgo la integridad de los menores de edad y adultos.
Hay leyes, y toca aplicarlas. Ya se sabe que está prohibida la pólvora en manos de niños y de adultos inexpertos, más cuando el licor es el que pone la cerilla. Y las autoridades deben hacer cumplir a rajatabla lo establecido en el decreto No. 4481 de 2006, que reglamenta el uso de este elemento. No se puede seguir bajando la guardia. Vienen las fiestas de navidad, de fin de año y la celebración de Reyes y no podemos permitir que sigan apareciendo más lesionados por pólvora. Aunque hay un balance positivo, hacemos un llamado de atención para que las personas no usen pólvora.
Es inaudito que en muchas ocasiones las personas adultas patrocinen esta irracional práctica, que puede conducir a generar procesos de carácter penal y pecuniario, por permitir la utilización de estos artefactos, que a simple vista parecen inofensivos, pero el uso inadecuado de los juegos pirotécnicos, sobre todo en adolescentes y niños pueden crear dificultades y tristezas mayúsculas al interior de las unidades familiares.
Hay necesidad de atender las recomendaciones de las autoridades de salud; el llamado reiterativo es a vivir está época en familia, en paz, seguridad, autocuidado y sin pólvora, con el fin de proteger el entorno familiar, y así evitar congestionar tantos los servicios de salud como hospitalarios. Evitemos el uso de la pólvora. No a la pólvora.
