Por: Aníbal Charry González
La auténtica dura madre de la corrupción que invade como cáncer metastásico nuestro país, la constituye tener un Congreso donde con contadas excepciones, hay que sobornarlo para que legisle y haga reformas constitucionales como constituyente secundario, arrasando la Constitución como ocurrió con la reelección presidencial de Álvaro Uribe a punta de notarías y sobornos de toda índole, que había sido prohibida por el pueblo en la Constitución del 91, y sin embargo fue avalada por la Corte que ahí si no dijo nada de sustituirla, y que ahora se opone indebidamente a que el constituyente primario convoque una para reformarla como lo dijo desviadamente su presidente, haciéndole coro al establecimiento como lo referí en mi última columna, lo cual ha quedado confirmado con la compulsa de copias de la Fiscalía a la Corte Suprema para que investigue a 9 congresistas por sobornos en el escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo.
Y es que la Fiscalía en la investigación que adelanta contra los exdirectivos de la citada entidad, Olmedo López y Sneyder Pinilla, solicitó vincular con nombre propio a un variopinto número de congresistas, comenzando como no, por los presidentes del Senado Iván Name de la Alianza Verde, ya investigado por otro caso de corrupción: de la Cámara Andrés David Calle del partido Liberal: Wadith Alberto Manzur, nada menos que expresidente de la Comisión de Acusaciones y Liliana Esther Bitar del partido conservador: Julián Peinado y Juan Pablo Gallo del partido liberal: Juan Diego Muñoz de la Alianza Verde: Julio Elías Chaguí del partido de la U, y Karen Astrid Manrique de la circunscripción de Paz, que como lo he dicho, ratifica la podredumbre del sistema político electoral y del mismo Congreso que hace imperativa la intervención del constituyente primario para adelantar por lo menos una reforma a fondo a la política y a la Justicia.
De ahí que no se entiende, o mejor se entiende, la cerrera oposición del establecimiento a que el constituyente primario intervenga para tratar de librarse con reformas a fondo de ese cáncer que nos invade cual es la corrupción enquistada en una clase política que se niega rotundamente a auto reformarse y legisla en forma mercenaria e infame representándose a sí misma, que hace urgente y necesaria la participación del constituyente primario demostrando su soberanía que ha quedado secuestrada por un Congreso contaminado que tiene que concederle permiso en forma aberrante mediante la aprobación de una ley para que pueda pronunciarse y librarse de la podredumbre política.
Con lo anterior y los hechos sistemáticos de corrupción que surgen del Congreso como auténticos traidores de la Patria, y la precariedad de nuestra Justicia, queda patente que sí es urgente esa intervención del constituyente primario en interpretación del artículo 3 de la Constitución para terminar con el secuestro a que lo tiene sometido el contaminado constituyente secundario para pronunciarse.
