Con su misión de ayudar y apoyar a personas que han caído en el alcoholismo, hoy Alcohólicos Anónimos cumple 88 años al servicio de la sociedad. En el Huila y en Neiva, son varios los grupos de apoyo, que ayudan a decenas de mujeres y hombres a salir adelante.
Diario del Huila, Informe
Por: Alejandro Polanco
El alcoholismo, aunque crudo y difícil de llevar es un problema común que una organización sin fines de lucro que une a hombres y mujeres ha intentado resolver. Dicha organización está conmemorando sus 88 años de existencia. Mediante reuniones donde las personas se inspiran para cambiar y crear conciencia buscando reconocer su problema y alcanzar la sobriedad a través del intercambio de experiencias.
Alcohólicos Anónimos proporciona a sus miembros un encuentro para compartir historias sobre aquellos que intentan dejar el hábito, así como asistencia personal para cualquier recién llegado que sea alcohólico.
Además, ofrece apoyo a los alcohólicos a través de reuniones como parte de una campaña para educar a las personas sobre cómo vivir una vida plena sin alcohol.
La organización busca aumentar la conciencia entre los afectados por este vicio a través de charlas abiertas para alcohólicos y no alcohólicos. Explica lo que se puede y no se puede hacer, además de contar sus historias donde describen sus experiencias con el alcohol y cómo han evolucionado sus vidas desde entonces.
Grupos de apoyo
Asistir a reuniones de A.A., no cuesta nada, tampoco existe ningún requisito de edad o nivel de educación para participar. En el mundo, Alcohólicos Anónimos cuenta hoy con 2.300.000 miembros. En el huila esta asociación cuenta con 9 grupos en diferentes zonas del departamento.
Cel: 310 753 7160, reuniones todos los días a las 07:00 p.m. hasta las 08:30.
Grupo Luz y Vida, barrio Puertas del Sol
Grupo La Sinceridad, barrio Diego de Ospina
Grupo Volver a nacer, municipio de Yaguará
Grupo “Transmítelo», municipio de rivera
Grupo De las Tinieblas a las Luz, en el municipio de Iquira – Inspección de Valencia de la Paz
«Grupo fuente de sabiduría”, inspección de Rio Negro
«La luz del diamante», municipio de Tesalia – Inspección de Pacarni
«Grupo Santamaría», municipio de Santa María
El Diario del Huila dialogo con quien por muchos años fue miembro de A.A, buscando no solo conocer su historia, sino también su mensaje a todas las personas que como el necesitan ayuda en la lucha constante contra el alcohol.
Al mirar atrás, Ernesto se arrepiente de haber dañado a personas cercanas, con ciertas actitudes y sobre todo de no haber estudiado. Pero insiste: “La persona alcohólica piensa que todo el mundo está equivocado y que ella tiene razón”.
Sin embargo, él se daba cuenta que tenía un problema. Algo clave en cualquier adicción. Por eso desde los 33 años había intentado salir de esa realidad, aunque sin éxito.
“Siempre recaía… Estuve en centros de desintoxicación como el Cali, Barranquilla y Villavicencio. Estuve en tratamiento también con un psicólogo muy bueno, que me ayudó mucho… pero pasaban las terapias y yo seguía en las mismas. Hay una cosa después de tocar fondo, que es lo que le ocurrió a un amigo: suicidarse. Pero a mí eso nunca se me pasó por la cabeza: cuando ya no pude más, busqué salir”.
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¿Por qué inicio en el alcoholismo?
Tal vez creí que estaba evitando problemas en ese momento bebiendo. Pero lo cierto es que los acumulaba con pareja, en el trabajo y sobre todo con mi cuerpo. Mi alcoholismo era beber en exceso y entrar a la casa, no era para causar escándalos. Aun así, no será suficiente para mantener a salvo a mis seres queridos.
¿Cómo logra dejar el mundo del alcohol?
“Hay una cosa después de tocar fondo, que es lo que le ocurrió a un amigo: suicidarse. Pero a mí eso nunca se me pasó por la cabeza: cuando ya no pude más, busqué salir”
Ernesto es sincero al decir que tuvo un par de recaídas, pero le bastaron para darse cuenta que la bebida no era una solución. Su entorno fue clave para conseguir la abstinencia. En su caso, tres mujeres; su actual pareja, la hija que tuvo con ésta y su primera hija, de un anterior matrimonio, que optó por vivir con él tras criarse con su mamá. Pero también sabe que su voluntad férrea para salir conformó el elemento esencial para lograrlo. Y las terapias vivenciadas en A.A y con un psicólogo en adicciones cimentaron emocionalmente su convicción para dejar la bebida.
Sin duda los tratamientos experimentados durante todos esos años fueron haciendo mella en su adicción. Al menos esto es lo que cree Jorge y, por eso, se siente en condiciones de sugerir a quien desea entrar en un centro de adicciones “que se deje ayudar, que siga los consejos profesionales y, si recae, pues que se vuelva a levantar”.
¿Qué medidas toma actualmente para prevenir las recaídas?
“Trato de ser muy consciente de mí mismo en este momento, observando constantemente mis emociones, para evitar eso. Me esfuerzo por evitar los conflictos porque es fundamental mantenerse alejado de las situaciones difíciles. Naturalmente, no bebo alcohol, y tampoco frecuento con frecuencia bares u otros establecimientos donde se consume».
¿Cómo se debe apoyar a un alcohólico en recuperación, en su opinión?
“A un alcohólico o a una alcohólica se le debe mostrar compasión y amor además de firmeza cuando recaen. No podemos reprenderlo porque tiene una enfermedad. No maltrataremos ni castigaremos a un diabético que recae en el azúcar, a un artrítico que tiene dolor articular continuo o a una persona que ha sufrido daño óseo a largo plazo. De la misma manera, no podemos criticar o castigar a un alcohólico. Debemos reconocer que esta es una enfermedad más que un vicio o una elección consciente hecha por el individuo. Lo que tenemos que hacer es comprender que esto es un síntoma de su enfermedad. Sáquelo del entorno que le rodea para ayudarlo.
Hoy Ernesto habla con la seguridad de quien se puso en pie varias veces luego de caer en tierra. “Por recaer no se acaba el mundo, que aproveche la experiencia acumulada y se vuelva a levantar, que siga con las terapias, con lo que esté haciendo. Yo he recaído varias veces, pero he seguido. Y hoy me doy cuenta que me río más y soy más feliz afrontando los problemas de cara a sol”.
Los 12 pasos de A.A.
1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.
4. Sin temor hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de nuestros defectos.
7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar el mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.