Por: GERARDO ALDANA GARCÍA
En un domingo como ayer 14 de abril de 2024, muchos claustros en Colombia se convirtieron en el espacio común de incontables citas de sueños de jóvenes. A la entrada del lugar en el que se presentaría la Prueba Saber 11 para los aspirantes a ingresar a una universidad, especialmente pública por aquello de la limitación de recursos, o en la privada considerando que puede surgir una beca derivada de puntajes altos en un ranking a nivel país. Madrugué para ver el desfile de los juveniles y uno que otro adulto quien piensa que nunca es tarde para estudiar. Multitud de rostros lozanos, ellos y ellas, de cuerpos a veces altos, medianos o pequeños, descubrían aún la ternura y candidez de la pubertad, de una adolescencia sorprendida de encarar uno de sus primeros y más contundentes momentos de cada vida.
En general, la calle 11 junto a la Universidad Cooperativa en Neiva, enseñada a grabar el animado conversar de sus estudiantes universitarios, se extrañaba este día del silencio reinante, y pensaba desde la ruidosa mente de piedra y cemento que agoniza en la Avenida Circunvalar, cómo era posible que tanta vitalidad en centenares de jovencitos pudiera desplazarse de manera tan silenciosa. Como la calle, también yo estaba asombrado. No obstante, creo que tanto el edificio del claustro destino de las pruebas, como las casas circunvecinas al igual que yo, habrán podido leer la aprehensión reinante; un cierto temor por el desafío del cuestionario aquel sobre el cual cada estudiante hizo simulacros y exploró secretos, tips, sugerencias de atajos para llegar a la respuesta correcta.
Debo decir con alegría y cariño que, al mirar aquellos rostros, he vivido una bella y sentida emoción. Advertí en cada uno de ellos la opción de los nuevos gerentes, ingenieros, médicos, poetas o filósofos que habrán de conducir una región, un país; de servir y formar, de ser sujetos activos en la garantía de la preservación del conocimiento, la ciencia y los valores para bien de la sociedad, de la humanidad. Tales señales evidentes frente a la rapidez con que fluye la vida me hacen respetar y amar a los jóvenes. Y por eso admiro cada gesto de la sociedad orientado a impulsar a tan excepcional y único estadio de la existencia humana. Al tiempo, repruebo con decisión y dolor a quienes abusan de un joven en situaciones tantas como la explotación sexual, la discriminación, el abuso laboral o la minusvaloración por color de piel , etnia o estrato socioeconómico. Jamás desprecies a un joven pues estás frente a quien puede ser tu soporte mañana; de hecho, con reiterante frecuencia, te va a superar.
En general, la cita con la prueba ICFES es fría, así la temperatura de la ciudad pueda superar los 30 grados centígrados. El estrés de los asistentes los lleva a vivir situaciones inusitadas como la de aquel jovencito que en plena fila de ingreso era presa de un terrible cólico estomacal que lo llevó de urgencia a esconderse tras una matera sobre la que se erguía fresca palmera, procurando esquivar las miradas de los circunstantes y tener que atender una inaplazable necesidad fisiológica, seguramente viviendo en su delicada y temprana intimidad, una vergüenza inconfesable.
Ha sido un domingo en el que los sueños de los jóvenes han despertado solícitos; superado el estadio del ingreso al salón de prueba y una vez frente a frente con el formulario, cada uno ha sacado su propio carácter, su autocontrol, y, sobre todo, su conocimiento. En junio próximo, cuando los resultados lleguen, cada uno sabrá que su sueño ha despertado; bien porque los estándares logrados lo impulsan hacia una universidad, o si al contrario, deberá mirar otro escenario, como por ejemplo intentarlo de nuevo, o recurrir a un curso técnico, volver al campo a producir alimentos, ser auxiliar de servicios generales; no importa, nuestros jóvenes, nuestros hijos, están aquí para quererlos y apoyarlos en sus metas, y desde donde se encuentren bajo los efluvios benéficos de los valores de una sociedad pacífica, solidaria y emprendedora, son un baluarte de inestimable valor para la humanidad en general.