Álvaro Hernando Cardona González
La infraestructura vial, que abarca la planificación, construcción y operación de carreteras, puede generar diversos impactos ambientales. Por eso la inmensa mayoría de los proyectos de esta naturaleza, requieren licencia ambiental. Estos impactos pueden ser por alteración de los paisajes, impactos a los ecosistemas y a la biodiversidad, alteraciones a cursos de agua, y de varias maneras a la fauna. De allí que es vital que estas infraestructuras, entre otras cosas, faciliten el tránsito seguro de los animales no solo durante la construcción, sino durante el servicio que la infraestructura (sobre todo vial) presta al país.
Recordemos: toda actividad humana genera impactos al medio natural. Toda. El asunto es entonces no evitarlos, sino manejarlos.
En el caso vial, los sistemas de pasos de fauna “son estructuras diseñadas para recuperar parcialmente la conectividad de las especies a ambos lados de una carretera, adaptándose a las características y necesidades de movilidad de las diferentes especies. Estos pueden ser superiores o inferiores y sus diseños, probados y ajustados a nivel mundial, han demostrado ser efectivos”.
En el 2020, los ministerios de Ambiente y Transporte lanzaron medidas para la protección de la fauna silvestre. En esa oportunidad alertaron sobre el deber que tenemos todos de prevenir el atropellamiento, caza y muerte de animales silvestres. Y se argumentó del aumento en el avistamiento de animales silvestres en las calles, carreteras y vías fluviales y marítimas, como producto del aislamiento preventivo declarado para mitigar el Covid-19, gracias, como no, a la reducción del tránsito de personas y las operaciones de infraestructura.
En el Sur colombiano necesitamos estrategias para asegurar que todos los contratistas, concesionarios, obreros y profesionales que ejecutan proyectos de infraestructura, obras públicas e interventores, implementen estrategias de prevención y mitigación de todo lo que pone en riesgo a la fauna silvestre.
Dejemos como dicen ahora, las narrativas (cuentos, ficciones, chácharas) y de verdad seamos ambientalistas. Es deber de todos cuidar a los animales silvestres. Si los avistamos o encontramos, especialmente en zonas aledañas a las vías, no hay que atacarlos ni alimentarlos, y en cambio hay que avisar a la autoridad ambiental más cercana para que se encargue de su correcta atención.
Necesitamos disponer de carreteras amigables con la fauna silvestre. No solo poner avisos. Construimos puentes peatonales que no usamos. Hagámoslos para el paso seguro de la fauna y con ello evitamos accidentes. Es nuestro deber; sin narrativas.
