Diario del Huila

Tan claro como el agua

Jul 3, 2021

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Por: Ernesto Cardoso

En las democracias modernas que generalmente están constituidas para que los partidos y movimientos impulsen candidatos y programas de gobierno, las decisiones internas ya no obedecen a caprichos personales de los jefes o caudillos ni tampoco a los conciliábulos de los congresistas que siempre buscan la defensa o protección de sus propios intereses.

Se impone ahora por la debilidad institucional derivada del clientelismo y la corrupción en la política, que los partidos y movimientos acudan a las consultas internas para dirimir sus diferencias y escoger los mejores candidatos.

La jornada electoral del 2022 que ya comienza, muestra una gran expectativa derivada de la polarización ideológica entre las fuerzas de la derecha y de la izquierda, al tiempo que los sectores que dicen ubicarse en el centro de tales extremos, luchan internamente por aglutinarse con el propósito de ofrecer una alternativa diferente.

Ya es posible entonces identificar algunos de los protagonistas. Por una parte, el CD, los conservadores, CR y un sector mayoritario de la U, acompañados de los cristianos; a quienes se les ubica como la centro derecha; y por la otra, el llamado Pacto Histórico liderado por Petro, parte del Polo, un sector de los Verdes, el partido comunista, las Farc y la minoría del santismo representado por Roy Barreras y Benedety.

En el espectro del centro, la llamada Coalición de la Esperanza, liderada por los Verdes, Robledo, el movimiento ciudadano de Fajardo, y la mayoría del santismo representado por el exministro Cristo, donde la nominación se la disputarán Fajardo, Robledo y Romero, exgobernador de Nariño.

Como se observa, el partido Liberal bajo la jefatura de Gaviria, es la única colectividad que aún no define su postura política, esperanzado aún en que el exministro de salud y actual rector de los Andes, Alejandro Gaviria, decida aceptar su postulación como candidato oficial. Por tanto, con esa candidatura o sin ella, su ubicación parece estar dirigida a matricularse con la coalición de centro. No obstante, la falta de definición y la rebelión interna que lo afecta contra la jefatura del expresidente, parece mermarle fuerza electoral protagónica.

Visto así el panorama actual, existe un factor que muchos analistas consideran como posiblemente determinante y este es el de la fatiga y el evidente rechazo hacia la clase política tradicional, factor que, además, podría verse potenciado por las gravísimas consecuencias de la crisis económica y social derivada de la pandemia, generando un escenario muy favorable para la candidatura alternativa y de izquierda radical de Petro.

De igual manera esta hipótesis seguramente conduciría a que el debate se polarice aún más entre los dos extremos ideológicos, escenario en el cual, la opción de centro podría naufragar con un candidato anodino como Fajardo.

Desde luego queda por verse como se estructura la coalición de centro derecha que hoy no tiene aspirantes ni candidatos definidos, salvo la aspiración anunciada por el exalcalde Peñalosa quien se avalaría por firmas, con la intención de ir directamente a la primera vuelta. Lo cierto es que dicha coalición deberá definir su candidato en la Consulta Interpartidista conjuntamente con la elección del nuevo Congreso.

Visto así el panorama, para quienes pertenecen al CD y a los partidos afines al gobierno, es evidente su preocupación por el sistemático desgaste del presidente Duque. La enorme crisis fiscal agravada por la pérdida de calificación a la economía colombiana, la persistencia y crecimiento de contagios y muertes por la extensión del virus, la lentitud del programa de vacunación, el incremento del desempleo y la violencia, su falta de autoridad para manejar las protestas callejeras y el vandalismo; lo han colocado como un presidente sin liderazgo, lejano del ciudadano, preso de su círculo cercano del poder, en quien se observa impotente de afrontar los grandes desafíos que le esperan en el tramo final de su gobierno.

Todas estas circunstancias reflejan con claridad meridiana que la opción de una dictadura populista liderada por Petro y sus aliados, constituye sin duda alguna una amenaza a la estabilidad democrática de la Nación.

 

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