Por: Jaime Felipe Lozada Polanco.
Para nadie es un secreto que el Huila afronta serias dificultades económicas y una desaceleración en varios sectores de vital importancia para su desarrollo, acentuadas por la compleja situación de orden público y la inseguridad urbana y rural. La extorsión se ha convertido en la espada de Damocles para nuestros comerciantes, transportadores, agricultores, constructores y tenderos, que imposibilita el libre desarrollo de sus actividades económicas, y por ende la generación de riqueza y la creación de empleo tan necesarios en la región; sin embargo, a parte de esta práctica criminal, nada afecta de manera tan directa el bolsillo de los huilenses como las elevadas tarifas de la energía.
Lo primero que hay que decir es que es evidente que las condiciones climáticas que ha vivido el país en los últimos meses con el fenómeno de El Niño, han generado un mayor consumo. Además, la compleja situación financiera que afrontan las empresas comercializadoras de energía, las cuales tienen un déficit acumulado por subsidios no pagados y la imposibilidad de recuperar saldos diferidos de periodos anteriores, conllevan indefectiblemente a que en un mercado regulado como el de la energía, se refleje un incremento considerable en la tarifa. Estos por supuesto que son factores externos, o mejor, ajenos a la Electrificadora del Huila, la cual no es responsable de la crisis financiera de las empresas comercializadoras de energía, ni mucho menos tiene control sobre la fuerte sequía que azota al país. Sin embargo, lo que sí pudo haber hecho y no hizo, demostrando negligencia y suma irresponsabilidad, fue haber comprado anticipadamente energía en bolsa a un mejor precio, y así haberles ahorrado a los huilenses gran parte del impacto económico actual, especialmente a las familias de los estratos uno, dos y tres y al sector industrial, quienes sufren dolores de cabeza al leer los recibos cada fin de mes, los cuales tienen en algunos casos hasta un 50% de incremento facturado, gracias a la desidia de la empresa. Según la Asociación de Ingenieros Energéticos del Macizo Colombiano,la Electrificadora del Huila pecó al comprar energía tan solo por el 40% de su demanda, exponiéndose a comprar el resto en la bolsa del mercado eléctrico a un precio cercano a $1000/KWh, debido a las condiciones climáticas que inclusive en ese momento ya eran previsibles; craso error que hoy tiene un impacto directo en el bolsillo de los ciudadanos.
Sí, Electrohuila no es causante de todas las variables que generan el incremento en las tarifas, pero sí tiene responsabilidad, y de qué manera, en no haber previsto este factor de riesgo económico que nos ubica, después de la región caribe, como una de las regiones con las tarifas más altas de energía en el país. En días pasados, escuché al dr. Zamir Bermeo, gerente de la empresa, decir que Electrohuila es una entidad sólida y que sus rendimientos financieros así lo demuestran. Esperamos que así sea y que sus declaraciones no sean simplemente para alejar al fantasma de la intervención que desde hace varios meses está rondando “El Bote”.