Por Armando Saavedra Perdomo
Neiva tiene ya 408 años de historia, hemos tenido épocas de gran auge económico y social y hemos crecido gracias a diferentes actores. En la primera época, desde su fundación hasta la primera década del siglo veinte, la ciudad se define por el damero español, es decir, la cuadricula con la que todas las ciudades de Latinoamérica debían ser trazadas. En las dos primeras décadas del siglo XX, se genera un proceso de transformación urbana importante; se inicia la construcción del palacio de gobierno, conocido como palacio de las 56 ventanas, se construye el puente sobre el rio las ceibas, en la hoy conocida carrera quinta, se construye el parque del centenario, en lo que hoy es llamado parque Santander, y se inició la construcción de la catedral de la ciudad e inicia un primer proceso de industrialización de la ciudad con la llegada de la energía eléctrica.
Un nuevo auge de la ciudad fueron las décadas de los treinta y cuarenta, con la llegada del ferrocarril a mediados de la década de los treinta, así como del transporte aéreo con la construcción del aeropuerto la manguita, hoy Benito Salas; hechos que promueven el crecimiento poblacional, desarrollo económico y generan nuevos polos de desarrollo urbano hacia el norte, pasando los limites naturales primero de la quebrada de la Toma y luego del rio de las Ceibas y hacia el oriente.
La década de los sesenta y setenta, como resultado de los conflictos armados de mediados del siglo XX, dan como resultado nuevos hechos de crecimiento de la ciudad, surgen de un lado los barrios Rojas Trujillo, de la mano del gobierno municipal, o La Libertad, Las Palmas o Santa Isabel, como iniciativa comunal en procesos de invasión de los nuevos habitantes de la ciudad, que llegan huyendo del conflicto, y buscando un mejor futuro para sus hijos. El final del siglo XX y las dos décadas que llevamos del siglo XXI, nos sorprendieron con el auge de los asentamientos ilegales, y los condominios, que surgen en la ciudad como respuesta a la necesidad de vivienda en el primero, y a los problemas de seguridad urbana los segundos.
Los problemas que hoy afronta la ciudad, el deterioro ambiental, el caos en el transporte, la falta de infraestructura vial y de equipamiento, no son resultado de falta de planeación, como muchos opinan, son el resultado de la falta de continuidad de los procesos, que la visión politiquera y cortoplacista de nuestros dirigentes han tenido. Debemos entender de una vez por todas que la ciudad es de todos y para todos, y que es el resultado de una construcción colectiva en el que todos ponemos y todos ganamos.
Yo sueño una ciudad equitativa e incluyente en lo social, competitiva y productiva en lo económico y sostenible y respetuosa del medio ambiente la gran riqueza que aún tenemos, que sea generadora de oportunidades. Para lograrlo, todos debemos ser responsables con nuestras decisiones y elecciones, pero, sobre todo, que nuestros gobernantes entiendan que ellos son actores de paso y que su éxito depende de generar procesos de mejoramiento y de continuar y/o terminar las obras que se han iniciado, solo así lo han logrado otras ciudades.
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