Empresarios y empleados estarían, de nuevo, lejos de lograr un acuerdo para concertar la cifra, por lo que el Gobierno sería el que decida el alza para el próximo año, tal y como ocurrió para 2024.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
La negociación del salario mínimo para el año 2025 en Colombia se perfila como un tema complejo y cargado de tensiones, en un contexto donde empresarios, sindicatos y el Gobierno se preparan para un debate que, según las primeras señales, podría terminar nuevamente sin un acuerdo entre las partes, lo que llevaría al Ejecutivo a fijar el aumento mediante decreto, tal como ocurrió para 2024.
Contexto económico y proyecciones iniciales
La discusión sobre el aumento del salario mínimo se dará en medio de una inflación en descenso, que se situó en el 5,81% anual hasta septiembre, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Este dato genera expectativas sobre el comportamiento que podría tener el aumento, ya que, como ha adelantado el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, la discusión seguirá los lineamientos legales, pero anticipó que el incremento para 2025 sería de un solo dígito, a diferencia del alza del 12% decretada para 2024, que ubicó el salario mínimo en $1.300.000.
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Por otro lado, los sindicatos y empresarios ya han comenzado a plantear sus posiciones. Óscar Cubillos, jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), señaló que los sindicatos podrían pedir un incremento del 15,4%, buscando alcanzar un salario de $1.500.000. Mientras tanto, los empresarios se inclinan por una propuesta más moderada, con un aumento del 6%.
Para Camilo Herrera Mora, fundador de Raddar, los retos en torno al salario mínimo no solo radican en las cifras de ajuste, sino en la baja incidencia de este indicador en la población ocupada, dado el alto nivel de informalidad laboral en el país. Por ello, estima que el aumento podría estar entre el 7% y el 8%.
Un panorama político que complica la negociación
Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), afirmó que la negociación de este año tendrá un matiz más político que económico. «La discusión va a ser mucho más difícil», aseguró, haciendo referencia a la falta de consenso que se ha observado en años anteriores. Arias recordó que el Gobierno ha tenido que decretar el aumento en los últimos años, debido a la falta de acuerdo con el sector empresarial.
Arias también señaló que «el empresariado no está en la voluntad de llegar a ningún acuerdo con el Gobierno», lo que refleja una tensión política que podría influir en las decisiones finales. Según el dirigente, la falta de consenso ha llevado a una «oposición abierta» por parte del sector privado, lo que podría dificultar aún más las negociaciones.
Expectativas de los trabajadores: un incremento de dos dígitos
El líder de la CUT adelantó que, desde la perspectiva de los trabajadores, se buscará un incremento de dos dígitos, poniendo énfasis en la necesidad de compensar los altos costos de vida. Además, la CUT planea incluir en las discusiones otros temas que afectan a la clase trabajadora, como los precios de los servicios públicos, arriendos y el Acpm (diésel). Arias destacó que el aumento en los arriendos «no debe superar la inflación, especialmente para quienes ganan menos».
Respaldo crítico al Gobierno Petro
Históricamente crítico de los gobiernos anteriores, Fabio Arias ha expresado un apoyo condicionado al actual Gobierno de Gustavo Petro. «A este lo estamos respaldando», mencionó, resaltando que, aunque haya apoyo, también habrá exigencias y críticas cuando se considere necesario. Esta postura podría influir en las dinámicas de negociación, especialmente si el Ejecutivo decide nuevamente fijar el salario mínimo por decreto.
¿Aumento por decreto nuevamente?
La posibilidad de que el ajuste al salario mínimo para 2025 se concrete mediante decreto parece ser alta. Fabio Arias considera que las posiciones políticas están más definidas que nunca, y las diferencias económicas se han visto eclipsadas por un conflicto de índole política. «Yo creo que, al igual que el año pasado, va a ser por decreto», anticipó, sugiriendo que las negociaciones podrían no llegar a un consenso una vez más.
La próxima discusión sobre el salario mínimo para 2025 en Colombia promete ser un escenario de debates intensos, marcados por la interacción entre factores económicos y políticos. Mientras el Gobierno, empresarios y sindicatos se preparan para sentarse a la mesa, las expectativas sobre el ajuste y las tensiones crecientes sugieren que alcanzar un consenso será una tarea desafiante. La posibilidad de que el Ejecutivo decida nuevamente el aumento a través de un decreto, como ocurrió en 2024, sigue latente, reflejando la compleja realidad económica y política que atraviesa el país.