El sismo del pasado domingo 6 de febrero en el Huila, de magnitud 4.4, afortunadamente sin víctimas, me recordó el terremoto de 7.7 Mw (Magnitud de momento), acontecido hace 55 años, el 9 de febrero de 1967. Fue tan violento que dejó en la zona afectada, 98 personas fallecidas, más de 200 heridos, mil viviendas destruidas y más de cinco mil averiadas. Eran las 10:24 am, recuerdo que estábamos en clase en el segundo piso del Colegio La Presentación de Neiva, con una monjita que no pronunciaba la erre. Empezó a gritar “teyemoto niñas, teyemoto”. No teníamos idea qué era un terremoto y menos un “teyemoto”. La cara de pánico de la religiosa era tan terrorífica, que entendimos que algo grave ocurría. Salimos corriendo y a los pocos segundos el techo del salón cayó sobre nuestros pupitres. Bajamos por las angostas escaleras atropellándonos unas a otras, una alumna enyesada la rodaron por el pasamanos. Nos quedarnos en el patio principal, alrededor de un árbol, mientras llegaba alguien a recogernos. Afortunadamente varios cursos estaban en clase de educación física en el primer piso y eso evitó una gran tragedia. Las tres hijas mayores estábamos viviendo temporalmente donde la tía Georgina Suárez, mientras nos entregaban la casa donde residiríamos al trasladarnos de Garzón a Neiva. Mi padre era buen amigo del Comandante de la Policía Huila, el Coronel Fabio Trujillo y su esposa Ligia. Sus hijas también estudiaban en la Presentación y llegaron juntos a recogernos. El día estaba opaco y se puso más gris y triste por la polvareda. Duramos dos días sin saber de mi mamá y mis hermanos menores que se encontraban en Garzón. Los deslizamientos y agrietamientos bloquearon las carreteras. Tampoco había comunicación telefónica. Las réplicas nos provocaban pánico. Con las vecinas de la calle 9 entre segunda y tercera (las Lara, las Cabrera, las Polanco), dormimos la primera noche en plena calle en colchonetas, las dos siguientes las pasamos en sillas sobre el andén. Días después regresamos a estudiar en aulas que prestó el Colegio Salesiano, para usarlas de 1 a 6 pm, porque en la mañana asistían los muchachos. Tengo muchas historias al respecto, infortunadamente no dispongo de más espacio. Por hoy, dejemos el tema ahí.