Diario del Huila

Tierras, medio ambiente y paz

Nov 27, 2021

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La firma del acuerdo entre el gobierno anterior y el grupo delincuencial de las Farc, benefició la investigación científica y de campo, ya que esta y otras organizaciones ilícitas han impedido tradicionalmente que se ejecuten proyectos de investigación científica o atemorizan realizarlos.

Dicho acuerdo, también ha relievado los problemas en la titulación y tenencia de la tierra rural con vocación agropecuaria. Porque los problemas de tenencia, dominio o propiedad, uso, respeto de áreas con vocación ecológica y otros (como los de acceso a recursos financieros como tecnológicos, o el del costo de los insumos) son complejos. E influyen transversalmente en todos los problemas ambientales en el sector primario de la economía. Por mencionar uno: el de la deforestación con efectos tremendos al cambio climático, para aumentar las tierras de pastoreo.

La mayoría de investigadores, coincide en que el problema de las limitaciones para acceder a la tierra en Colombia, puede “remontarse, incluso, hasta los procesos de despojos violentos a los indígenas durante la conquista y la colonia españolas, acentuados en el siglo XIX por la utilización de terrenos baldíos para el pago de deuda pública”. Se han otorgado títulos de propiedad a quienes hicieran el plano topográfico y cerraran los terrenos. Con esto crearon un sesgo a favor de quienes contaban con los medios para este propósito y provocaron otro motivo para acentuar la desigualdad.

En la conocida “época de la violencia” de mediados del siglo pasado, se han llevaron a cabo varias acciones, muchas violentas, absurdas e injustificables por tanto, para despojar de tierras a los tenedores-poseedores, a la misma Nación mediante la ocupación de baldíos (el Estado también los ha descuidado y entregado sin control), e incluso a propietarios para acapararlas, para dedicarlas al cultivo ilícito, para usarlas para cometer más delitos y para aumentar los botines de los delincuentes de todos los pelambres. Aunque sería necio negar que ha tenido otros propósitos, este último tiene relación con que en el acuerdo Gobierno-Farc se haya incluido todo un capítulo sobre fortalecimiento de los procesos de formalización, clarificación, adjudicación y desarrollo rural, que independiente de su origen hay que seguir impulsando aunque con algunos ajustes urgentes.

Llegó la hora de sincerar también estos problemas: tal vez ya sea hora de dejar de declarar áreas protegidas, tal vez ya sea hora de aceptar que no todos los baldíos son adjudicables y tienen la capacidad productiva deseada, tal vez llegó la hora de censar los hombres con verdadera vocación agropecuaria, tal vez sea hora de fijar unidades productivas familiares innegociables y permanentes. La paz no puede ser aquella ocasional.

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