Explosiones sociales
Por: Ana Patricia Collazos Quiñones
Esta era que estamos viviendo, donde la estructura social facilita el encuentro del mundo con el mundo gracias al desarrollo de la información y el acceso a las tecnologías, es una realidad de tanta interacción que pone en aprietos la efectividad de la comunicación, tal cual la conocemos.
A cuarenta días de paro en Colombia, este fenómeno global de sentir que la humanidad va en picada, repercute en nuestra cotidianidad con algo de miedo y con mucho de disenso. Por ejemplo, es usual ver que nuestros vecinos no comprendan los motivos del paro, y peor aún, que personas que han pasado por una universidad, que son víctimas diarias de la falta de oportunidad laboral, que han cerrado sus emprendimientos por las cargas tributarias o se han visto afectados por la insolidaria Ley 100, sean quienes señalen con rabia a quienes hacemos parte de la protesta.
Tal como lo plantea Manuel Castells, sociólogo español, cuando hablaba hace dos años del fenómeno de las protestas en Chile, toda la sociedad necesita replantearse en su visión de humanidad. De este modo, no solo es un replanteamiento frente a la situación climática, sino también, frente a la realidad de las instituciones donde el ciudadano se ve, cada vez menos representado. Pero a su vez, también hay una necesidad de actualizar y entender las aspiraciones de los jóvenes y las formas de expresión política que están superando la trillada polarización de las izquierdas o las derechas.
Pero para procesar esto que estamos viviendo, es fundamental entender, como lo plantea Castells, que mientras los movimientos políticos buscan la transformación del Estado, los movimientos sociales buscan el debate y la difusión de nuevas formas culturales. Entonces, lo que estamos viviendo es un estallido social, una explosión que demuestra el agotamiento de los movimientos políticos a través de las expresiones ciudadanas que emergen de los movimientos sociales.
Es decir, esto que vemos en la calle, en las organizaciones, en los medios alternativos, es un fenómeno que no va a pasar de la noche a la mañana. Es el resultado de muchos ciclos de desconfianza en las instituciones y de la perdida de fe en lo que representa el Estado para los ciudadanos. Cuando la gente ya no soporta más y explota, en algunas circunstancias con violencia, es la muestra del fenómeno global que vive la humanidad y al que solo podemos enfrentar con comunicación asertiva, empatía, diálogo, solidaridad, confianza, honestidad, arte. En suma, solo con humanidad podremos salvar la humanidad.