La toma guerrillera al municipio de Nátaga en la noche del jueves anterior, cuyas estructuras criminales atacaron a mansalva a la estación de policía, asesinando al comandante de ésta, al intendente Leonardo Trujillo Tovar de 39 años, al patrullero Carlos Andrés Hernández Ospina de 40 años, y dejando un civil herido quien se encuentra con diagnostico reservado, se considera un acto abominable. Este atentado terrorista generó conmoción en la sociedad huilense, porque se han vuelto a revivir los tiempos aciagos que se vivieron hace más de cinco lustros, donde los grupos subversivos tenían amenazados a las familias huilenses. Este panorama se está viviendo en otras regiones del país. Hemos sido reiterativos que todo lo anterior es producto de la laxitud gubernamental de favorecer a las organizaciones delincuenciales que tienen el control del 30% del territorio nacional, así no lo quieran aceptar los áulicos del gobierno nacional. Las comunidades huilenses, vuelven a vivir esas escenas terror que sufrieron a finales del siglo anterior.
Por tal motivo, hay necesidad de rodear al gobierno departamental y a las autoridades municipales para apoyar el accionar que conduzca a contrarrestar a estas estructuras criminales, que solo piensan en destruir el país y afectar la dinámica productiva de las regiones, sin medir el daño que les hacen a las familias colombianas. Consideramos importante que el ejecutivo, siga intentando la búsqueda de la paz total, a través de los diálogos con el fin de establecer consensos que conduzcan a minimizar esta creciente violencia, que nos les deja réditos revolucionarios, ni económicos, porque los demás actores también los van a confrontar y cada vez, se estrechan los márgenes para que sigan en esa lucha infructuosa que solo deja muertes, lesionados y desolación. Como se presenta el actual ambiente de violencia, han empezado a coger fuerza electoral algunos candidatos del Centro y de la derecha, que buscarán lograr la presidencia en las próximas elecciones del 2026. Algunos sectores de opinión viven contando los días que le restan al actual primer mandatario de los colombianos, porque se encuentran totalmente decepcionados de la gestión presidencial, por la incapacidad y la ineptitud para consolidar las sinergias positivas, que conduzcan a encauzar acciones que logren mejorar el bienestar de las familias colombianas y por ende, el fortalecimiento de la dinámica productiva de Colombia.
El gobernador Rodrigo Villalba Mosquera, siempre ha afirmado en los diferentes escenarios que sin seguridad no hay desarrollo. Es una premisa que es lógica. Mientras se sigan alterando las condiciones de inestabilidad y de intranquilidad en los sectores poblacionales de la región, muy difícil será encontrar el sendero para buscar la luz al final del túnel que nos permita vivir en paz y en armonía con el crecimiento económico, con todos los sectores que conforman el producto Nacional Bruto del país y por ende, del departamento.