El martes anterior, los neivanos vivimos momentos de zozobra y temor en algunos sectores de la ciudad, por la inesperada borrasca que se presentó, acompañada de vientos fuertes, truenos y rayos, a partir de las 5 y 30 pm., luego de una tarde con intenso sol. La sorpresa que se generó fue ampliamente difundida por las redes sociales, difundiendo los efectos funestos que afectó a toda la dinámica productiva durante las horas siguientes a la ocurrencia de la emergencia. Con la ocurrencia de este evento natural, pudimos demostrar que esta urbe no cuenta con un alcantarillado de aguas lluvias, porque desbordaron la deficiente capacidad instalada que posee. Recordemos que el trazado de estos desagües se realizó para una ciudad de 100 habitantes. Hoy Neiva tiene más de 400 mil habitantes.
Cuando la sociedad huilense empieza a superar en parte la situación económica y social provocada por la pandemia del Covid, que ha venido padeciendo la sociedad huilense que ha afectado la dinámica productiva y con sus consecuencias adversas para el bienestar de las familias, se inicia la primera temporada de lluvias del año, durante un periodo atípico, que se ha reflejado en las diferentes transformaciones climáticas que ha ocurrido durante las últimas décadas.
El suelo huilense presenta una alta fragilidad e inestabilidad geológica que junto con la intensa oleada invernal que estamos soportando, van a contribuir a diezmar las posibilidades de recuperación en el corto plazo. Estamos asistiendo a estos cambios del medio ambiente, que provocan las variaciones bruscas en las temperaturas, que están contribuyendo a afectar negativamente el bienestar de la población huilense.
Al tiempo que buena parte del país sufre las inclemencias del verano, las lluvias se han concentrado con mucha fuerza en el centro del país y otros departamentos. Esta borrasca fue inesperada, pues esta es una época tradicionalmente seca en esta región, donde las lluvias aparecen por lo general en abril: la explicación del fenómeno pasa por el choque imprevisto en la cordillera Occidental de dos corrientes de vientos. Nadie estaba preparado para esta contingencia, que dejó más de 1.000 familias damnificadas en esta ciudad.
Esta emergencia ocurrida en la capital del departamento del Huila, provocaron, inundaciones en las vías y viviendas, edificaciones desentechadas, caídas de árboles, vehículos varados, daños en los semáforos, inclusive varios sectores de la ciudad amanecieron el día anterior sin luz, entre otras afectaciones. La naturaleza pone a prueba la capacidad de esta localidad para mitigar consecuencias de eventos extremos. La vulnerabilidad de Neiva ante fenómenos climáticos extremos volvió a quedar en evidencia hace dos días. No estamos preparados. No tenemos definidos planes de contingencia definidos para atender estas emergencias naturales.