La inseguridad rampante que existe en las ciudades ha generado que los propietarios de las viviendas en los barrios de Neiva tomen medidas de precaución para defenderse de las bandas criminales que permanentemente las azotan. Para ello, construyen rejas con el fin de fortalecer su seguridad, e inclusive construyen fortalezas al interior de sus viviendas, que, en caso de una emergencia, les impiden su rápida evacuación. Tal es el caso sucedido en la madrugada del día anterior, donde un incendio dejó sin vida a ocho integrantes de una misma familia en Neiva. La emergencia se produjo en horas de la madrugada; las víctimas no lograron evacuar, porque en la puerta de la vivienda había seis motos que se prendieron en llamas con rapidez. A pesar del rápido accionar de los bomberos, los fallecidos se encerraron en el baño, pero el avance de las llamas que fueron estimuladas por la quema de estos velocípedos. La causa de su muerte está por establecerse. Normalmente, es por inhalación de gases y por quemaduras. De acuerdo con las autoridades de la Secretaria de Gestión de Riesgo, las personas no pudieron evacuar porque en la entrada de la casa habían seis motocicletas en llamas. Aunque intentaron salir por la parte trasera, las rejas de la vivienda también se lo impidieron. Algo absurdo.
Esta lamentable tragedia se podía haber prevenido, si las personas fallecidas hubieran tomado precauciones y hubieran recibido una capacitación sobre prevención y atención de emergencias. Aquí cobra importancia, que los nuevos primeros mandatarios que asumen el próximo 1 de enero, deben incluir dentro de la formulación de políticas públicas, la formación para prevenir y atender emergencias de carácter antrópico y naturales. Igualmente tener a la mano extintores, diseñar rutas de escape, un simple botiquín y equipos de primeros auxilios, entre otros, contribuyen a minimizar los riesgos. Se iniciaron las investigaciones para conocer el origen del incendio. Una de las hipótesis es que se podría tratar de una fuga de gas o un cortocircuito.
Nosotros estamos expuestos a la ocurrencia de incendios, inundaciones, terrorismo, vendavales, remociones en masa, entre otros desastres, para cual debemos estar preparados. Nuestro territorio está ubicado en zona de alto riesgo sísmico, que pueden provocar pérdidas de vidas humanas, daños a las viviendas y a la infraestructura productiva, porque carecemos de una cultura de la prevención y las edificaciones no están construidas en su mayoría, con materiales sismo resistentes. Cuando ocurren esta clase de fenómenos naturales, la población y las autoridades de manera tardía, empiezan a planificar y elaborar los respectivos planes de contingencia, para reducir los niveles de vulnerabilidad a que están expuestas las comunidades. Diariamente las familias colombianas están siendo amenazadas por emergencias. No estamos preparados.