Deshojando Margaritas
Por Margarita Suárez
Los jóvenes huilenses Sergio Vega y Paula Durán, radicados hace ocho meses en California USA, están viviendo un tremendo drama que se potencializa al estar lejos de su patria. Una historia de amor que, en el momento más hermoso de su convivencia, cuando ella iba a dar a luz a su tercer hijo en un hospital norteamericano, se encuentran con la dolorosa noticia que la madre tiene cáncer en el cerebro, extendido a todo su cuerpo, con el impactante pronóstico médico que solo le queda un mes de vida. Al descubrir la enfermedad, los ginecólogos precipitaron la llegada del niño al mundo por cesárea, aunque sólo tenía 34 semanas de gestado.
Le llamaron José en homenaje al esposo de María, después que les hizo el milagro de tener un varón que vendría a acompañar a sus hermanas, dos preciosas niñas de 9 y 4 años de edad. Su primera reacción ante la alerta de salud fue regresar a Colombia para pasar juntos, con toda su familia, en una finca, los últimos días de la progenitora. Infortunadamente los médicos no autorizaron su traslado en avión por las delicadas condiciones de la paciente, quien además tristemente ya perdió la visión por causa del tumor cerebral. Para cualquier lado que uno mire la situación abruma.
Sergio, quien fuera deportista de Fútbol Sala y trabaja en ese sector en California, ya no puede hacerlo porque debe cuidar a sus tres hijos. Desde luego se han visto afectados económicamente a pesar de que han recibido la solidaridad de muchas personas. Ella, en sus últimos días de vida, pide que lleguen a USA sus padres y sus suegros, que no han podido viajar porque no tienen visa. Afortunadamente personas solidarias y el propio gobierno nacional, a través de la cancillería, han acudido a la embajada norteamericana para que les expidan visas humanitarias que permitan el viaje para ver con vida a su hermosa niña… aunque tiene 27 años sigue siendo su niña.
No sé si cuando esta columna sea publicada ya se habrá hecho realidad el viaje a USA de sus seres queridos. De ocurrir será un consuelo en medio del drama de la familia huilense que nos duele en el alma. Lo comparto para que quienes tengan la posibilidad de ayudarlos con una oración, con palancas o con dinero, lo hagan. ¡Dios mío, qué tristeza!
