El desbordamiento de contagios y fallecimientos en la capital antioqueña está generando una profunda tragedia sanitaria, que nunca se había presentado en esta región, que provocó el colapso de su sistema de salud. Durante la presente semana, la demanda de camas UCI ha sido superior a la capacidad instalada. Se han presentado momentos críticos donde solo tenían solo 10 camas disponibles en la Unidad de Cuidados Intensivos para 340 pacientes que esperaban una oportunidad para vivir. Al cuerpo médico les ha tocado aplicar el Triage Ético, para determinar quién sobrevive. Lo anterior ha obligado a trasladar a los enfermos de Covid a otras ciudades del país, entre los que se encuentra tres pacientes que han sido recibidos por el Hospital Universitario de Neiva y otros que han arribado a las clínicas de la ciudad para ser atendidos.
En algunas regiones del país, se está viviendo la crudeza de la pandemia de este virus diminuto mortal, reflejado en el tercer pico, que se ha convertido en una verdadera tragedia sanitaria para Medellín, generando una gran inquietud respecto a la disponibilidad de las UCI. La aplicación del juramento hipocrático, integra los principios de la ética médica. Los valores, actitudes, derechos y obligaciones que atañen al personal médico en el ejercicio de sus funciones, que ha obligado a tomar decisiones para determinar que personas continúan viviendo en esta vida terrenal. Esta se basa en aspectos clínicos y técnicos, sin dejar de lado los sociales y del entorno.
Podemos inferir que los médicos no son los que deciden quién vive y quién no, sino que estas decisiones son producto de consensos establecidos y predefinidos en protocolos supervisados por los comités de ética que existen en todas las instituciones de salud. Todo esto debe llevar tranquilidad al ciudadano.
Desafortunadamente entre los casos más graves del covid-19, hay otra clase de personas enfermas, lo cual obliga al personal médico a ponderar sus derechos y otros factores en conflicto, que en el caso de la pandemia se ponen en evidencia entre el interés colectivo para proteger la salud pública y las condiciones del individuo. En pleno ascenso hacia el tercer pico de la pandemia, el país se encuentra en su ocupación máxima histórica de unidades de cuidados intensivos (UCI).