Diez años se cumplieron desde el secuestro de Reynaldo y Guillermo Cordón, José Losada y los conductores Edward Ipuz, Camilo Casas y Jesús López, retenidos y desaparecidos por las Farc en 2003.
Este sábado, sus familiares se reunieron para conmemorar en una ceremonia religiosa, los 20 años de sus secuestros. Pese a tener una posible ubicación de sus cuerpos, aún no existen las garantías para que puedan ir a buscarlos, pues en la zona indicada por los mismo firmantes de la paz, existe presencia de las disidencias de las Farc.
“Tío, ¿buen año o mal año?”. Esa era la pregunta que cada medianoche del 31 de diciembre Ángela le hacía a su tío, el comerciante Reynaldo Cordón Herrera. Y él, el bromista de la familia, le pedía que le augurara un buen año, como convenciéndola de que ese sería el amuleto de su éxito. Pero esa costumbre de tío y sobrina llegó a su fin pocos días después de recibir el año 2003, el 22 de enero, cuando la extinta guerrilla de las Farc lo secuestró en medio de un viaje de Neiva al sur del Meta, donde distribuía granos y abarrotes.
Dos días antes, en esa misma zona el otrora grupo armado había retenido al cuñado de Reynaldo, el también comerciante José Arbelay Losada, junto con tres de sus conductores: Edward Ipuz, Camilo Casas y Jesús López.
Las familias apenas estaban asimilando el impacto de esos hechos cuando, un mes después, Guillermo Cordón Herrera, hermano de Reynaldo y padre de Ángela, se desplazó hasta esa región para buscar a sus seres queridos y terminó siendo secuestrado.
En cautiverio, las Farc asesinaron a los tres comerciantes y los tres conductores del Huila, cuyos cuerpos aún siguen desaparecidos, pese a que existe información sobre su posible ubicación.
Familias siguen esperando sus cuerpos
El pasado sábado 28 de enero de 2023, sus familias se citaron en la iglesia San Vicente de Paúl, en Neiva, para conmemorar los 20 años de su secuestro y exigirle al Estado que agilice las labores de búsqueda.
“Nuestra exigencia, después de dos décadas de lucha en este proceso de búsqueda es que, a través de los diálogos de paz que se están llevando a cabo con el denominado Estado Mayor de las Farc, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz solicite dentro de los compromisos la apertura de un corredor humanitario para que la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) pueda hacer la prospección y exhumación de los restos”, dice Ángela Cordón, quien tenía 14 años cuando secuestraron a su padre, a su tío y a sus colegas.
Como contó Colombia+20, la solicitud de ese corredor humanitario se fundamenta en que desde hace dos años la UBPD estableció el posible lugar de ubicación de sus cuerpos, en los llanos del Yarí, pero por la presencia de disidencias de las Farc ha sido imposible que se materialice su búsqueda.
Para nosotros es muy importante recuperar sus cuerpos y darles cristiana sepultura, para liberarnos de la incertidumbre, del sosiego tan fuerte, para empezar a hacer un duelo y sanar heridas
“La desaparición deja muchas huellas en una familia: preguntarse cómo se puede vivir con una ausencia tan fuerte, cómo puedes salir adelante en medio de tanto dolor. Es una huella que marca tu vida en un antes y un después. Para nosotros es muy importante recuperar sus cuerpos y darles cristiana sepultura, para liberarnos de la incertidumbre, del sosiego tan fuerte, para empezar a hacer un duelo y sanar heridas”, dice Ángela.
¿Cómo fueron los secuestros?
El 22 de enero de ese 2003, Reynaldo Cordón viajó desde Neiva, donde vivía, hacia La Macarena, en el sur del Meta, a entregar un cargamento de arroz, fríjoles y otros víveres para el comercio del municipio. Llevaba más de 10 años comerciando en esa región, hasta que ese día miembros del Bloque Oriental de la extinta guerrilla de las Farc lo secuestraron.
Apenas dos días antes, los guerrilleros retuvieron a José Arbelay Losada Montenegro, quien voló desde Bogotá hacia La Macarena para encontrarse con Edward Ipuz, Camilo Casas y Jesús Alberto López, los conductores con los que trabajaba y que también quedaron en manos de las Farc.
Un mes más tarde, Guillermo Cordón Herrera habría sido citado por un comandante guerrillero para recibir información sobre su hermano Reynaldo, su cuñado y los tres transportadores, pero, como ellos, nunca regresó.