DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
“Si no vuelve conmigo le sacó el bebé”, fueron las palabras de Óscar David Ospina Pastrana, conocido como ‘El Gato’, antes de atacar con un destornillador a su novia de 18 años de edad, quien se encontraba en el séptimo mes de embarazo. El hombre quien se ha declarado inocente de lo ocurrido, fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad y fue condenado a 17 años de prisión. El feto no logró sobrevivir y la mujer tuvo una incapacidad de 50 días.
Hoy cuando se cumple un año del brutal ataque que estremeció a Neiva, la joven madre aún recuerda como si hubiera sido ayer, el doloroso día en el que su novio y padre de su primer hijo la atacó violentamente con un destornillador, provocándole no solo heridas de consideración a ella, sino también la muerte a su bebé, a quien llamaría Liam.
El violento joven, quien sería el padre del bebé que murió, fue capturado en el municipio de Gigante, 72 horas después del ataque, donde al parecer trataba de evadir a las autoridades. Hoy, un año después, se encuentra recluido en una cárcel de máxima seguridad en Bogotá, por supuestas amenazas de muerte en su contra, pues según denunciaron algunos de sus familiares, alias ‘El Gato’, se encontraba recluido en la cárcel de Rivera, donde también había familiares de la víctima detenidos, y quienes, al parecer, lo habrían amenazado con matarlo e incluso le habían puesto precio a su vida.
“Él estaba en Rivera, allá estaba bien porque al menos lo teníamos cerca, lo podíamos ver y sabíamos de él, pero lo iban a matar, el padrastro y el papá de ella están detenidos, uno de ellos por homicidio y siempre supimos que estaban pagando un millón de pesos por matarlo, entonces lo sacaron de la cárcel y lo trasladaron para Bogotá, eso ya fue hace más de seis meses”, contó una fuente cercana al detenido consultada Diario del Huila.
Se declaró inocente
Óscar David Ospina Pastrana, hizo presencia en las instalaciones de la Fiscalía en Neiva, de forma voluntaria al siguiente día del ataque, presuntamente intentaba colaborar con la justicia, iba a ser sometido a interrogatorio, pero luego de entablar comunicación con el abogado que le asignaron, desistió y horas más tarde fue dejado en libertad; posteriormente ‘Gato’ se fue a esconder en el municipio de Gigante, hasta donde llegaron las autoridades para hacer efectiva la orden de captura, que tardó 72 horas en ser expedida.
Este joven de 18 años fue acusado del delito de feminicidio agravado en la modalidad de tentativa, como consecuencia de las lesiones que le ocasionó a la joven; respecto a la muerte del feto, no le fue imputado ningún delito.
Durante las audiencias de rigor nunca aceptó los cargos que le imputó el ente acusador, y siempre manifestó ser inocente de lo que se endilgaba; en el juicio final, un juez decidió condenarlo a 17 años de prisión, pena de la cual aún no ha recibido ningún beneficio, pese a que, según sus allegados, se encuentra haciendo mérito para lograr alguna rebaja.
Este joven quien ya había estado en la Fundación FEI en Neiva, tiene antecedentes por violencia intrafamiliar y lesiones personales.
Mató a su propio hijo
Ingrid Pinto Zúñiga, con tan solo 18 años de edad, se encontraba en su séptimo mes de gestación, con ansias esperaba a su primogénito, un varón a quien llamaría Liam, pero quien desafortunadamente no llegó a este mundo, por cuenta de una desalmada decisión de la que fue protagonista su propio padre. “Las heridas las recibió el pequeño en el cráneo, en las piernas y rostro, pese a los esfuerzos no se le pudo salvar la vida, su madre venía en muy malas condiciones y perdió mucha sangre” informó en su momento una fuente médica.
La pareja llevaba tan solo un año de relación, y dos semanas antes del ataque, la mujer decidió acabar con el noviazgo, según ella por los constantes maltratos y agresiones de la que era víctima, “cuando empezamos todo fue color de rosa, pero a los meses ya cuando yo estaba embarazada, me pegó con un machete”, afirmó la víctima.
Según las investigaciones de la Fiscalía, la víctima constantemente era maltratada física y psicológicamente, ya había colocado en conocimiento de las autoridades competentes algunas agresiones, e incluso había advertido de la conducta de su pareja a quien en repetidas oportunidades trató de dejar.
El ataque sucedió en la vivienda de la mamá de Ingrid, donde ella se encontraba tras haber dejado a su novio, ese día se encontraba sola con sus hermanas menores de edad, situación que aprovechó su expareja para llegar hasta la humilde casa en el asentamiento Oro Negro, en la comuna 10, supuestamente para entregarle un celular (…) pasados algunos minutos, según contó la joven que milagrosamente logró sobrevivir, empezó a insultarla por no querer retomar la relación y le gritaba que si no volvía con él le iba a sacar el bebé, seguidamente tomó un cuchillo con el cual la alcanzó a herir en las manos y no siendo suficiente la agresión, empezó a golpearla, la tiró al suelo, le golpeó el estómago y finalmente sacó un destornillador del pantalón y la apuñaló siete veces, la mayoría en el abdomen y pelvis. La joven embarazada fue auxiliada por un vecino que la trasladó hasta el centro de salud más cercano tratando de salvarla a ella y al bebé que venía en camino.
Horas más tarde Ana Rubiela, madre de Ingrid, llegó a la casa, la escena era desgarradora, había sangre por todos lados, una patrulla de la Policía y los vecinos murmuraban entre ellos lo ocurrido.
A Ingrid la lograron estabilizar, el feto aún tenía signos vitales, pero mientras era trasladada al Hospital Universitario de Neiva, la situación se complicó, perdió mucha sangre y finalmente el feto murió.
Ella estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos 10 días, logró hacerle el quite a la muerte, retornó a su vivienda con 50 días de incapacidad, con múltiples heridas en manos, rostro y abdomen, pero sin su bebé que le faltaba poco menos de siete semanas para nacer.
Un año después de este brutal ataque que partió en dos la vida de esta joven, intenta retornar a su vida cotidiana, siguió ayudándole en la venta de arepas a su mamá, es la mayor de tres hermanas, su familia abandonó la vivienda donde ocurrió la tragedia, queriendo borrar toda huella que les recuerde aquel episodio.
Frente a la pena que le colocaron al responsable de los hechos, considera fue justa, la pérdida de su primer hijo en esas circunstancias es un daño que ni con mil años de cárcel se puede sanar, tal y como lo aseguró la víctima.