Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Durante los dos últimos dos meses, los huilenses hemos venido padeciendo las más altas temperaturas, que se han convertido en un viacrucis para el desarrollo de algunas actividades económicas, que se desarrollan en ambientes expuestas al sol. Cuando circulamos por las vías de los municipios y llegamos a nuestros hogares, sentimos un calor desesperante que nos obliga a tomar algunas medidas caseras para minimizar los riesgos a la salud. De acuerdo con el Ideam, se observó una disminución en las precipitaciones por debajo de los históricos en el trimestre entre abril y junio. Actualmente hay registros superiores a los 38° C. Entre el 20 y 22 de julio, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) hizo seguimiento a las cifras más alarmantes asociadas a la llegada del fenómeno de El Niño. Santa Marta, Riohacha y Cartagena presentaron temperaturas arriba de 38 grados centígrados. Se trata de máximos históricos que ponen en riesgo la economía del país y la salud de los ciudadanos en las regiones.
En la capital del departamento del Huila, también hemos tenido esas altas temperaturas. Los sensores de mi vehículo, así lo demuestran cuando circulo por las calles de Neiva, durante las horas del mediodía. La misma directora de esta entidad, Ghisliane Echeverry, aseguró que 2023 podría ser el año más caluroso en la historia del país. Por lo tanto, cada uno de nosotros debemos atender las recomendaciones que nos brindan las autoridades sanitarias. La salud nuestra puede verse deteriorada sino las acatamos estrictamente. La alta temperatura es un problema mundial y Colombia, al estar en medio de los trópicos, no se libra de la contingencia global. La deshidratación puede acarrear posibles muertes. En las regiones colombianas más calurosas, existen riesgos de desgaste físico y enfermedades relacionadas con el calor extremo. Golpes de calor, deshidrataciones, agotamiento, pérdida de fluidos son problemas que padece la población por las altas temperaturas. El riesgo es más grande si se habla de niños o ancianos.
Adicionalmente, a los juicios expuestos anteriormente, podemos vernos expuestos a problemas respiratorios por causa de las sequías y los incendios forestales que degeneran la calidad del aire. El aire caldeado de algunas regiones es un ambiente favorable para la proliferación de enfermedades como el dengue, Chikunguña, el zika, fiebre amarilla y la malaria. Es indispensable que todas las autoridades sin excepción estructuren planes de contingencia, para minimizar los riesgos por estos fenómenos climáticos, que son provocados en un 95% por causas naturales y un 5% por factores antrópicos, así el gobierno nacional exprese lo contrario. Me soporto en informes publicados por las comunidades académicas a nivel internacional, en journals y revistas indexadas. No quiero con ello, polemizar con posturas políticas del gobierno nacional, pero como docente universitario, me inclino por estas investigaciones realizadas en los principales centros de investigación a nivel mundial.
Hoy termina el mes de julio, y los principales servicios del clima del mundo, en trabajo conjunto con la ONU, ya anticipan que este mes ha sido el mes más caluroso desde que se tienen registros. E incluso, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, declaró que ya no se pude hablar de calentamiento global, sino de una era de ebullición, lo cual ratifica mi exposición en este escrito, y que han sido difundidos ampliamente en todos los medios de comunicación del mundo.
