Edwin Herrera es un garzoneño que desde hace unos quince años se involucró en el tema de la escalada y el montañismo. La pasión por el montañismo lo llevó este año a cumplir un sueño que tenía como proyecto con un amigo y era escalar Ojos del Salado’´; el volcán activo más alto del mundo y la segunda montaña más elevada de Suramérica. Sobre su aventura le contó a Diario del Huila.
A Edwin Herrera garzoneño de 36 años, que logró llegar a la cima del volcán activo más alto del mundo y la vez la montaña más alta de Chile, lo ubicamos en territorio chileno, previo a su retorno a Colombia, con la maleta llena de orgullo y emoción por lograr coronar la cumbre ‘Ojos del Salado’, con 6.893 msnm.
“Gracias a Diario del Huila, por permitirme contar esta aventura que teníamos como proyecto con un colega y amigo, Andrés Navas, que por problemas de pandemia tuvimos que aplazar el año pasado, pero este año pudimos llevar a cabo la expedición que se prolongó durante diez días con salida de Bogotá el 29 de noviembre y culminación felizmente el pasado domingo en el desierto de Atacama en límites entre Chile y Argentina”, contó con su voz tranquila y pausada.
El camino a la cumbre
Primero, durante diez días debieron hacer escaladas de adaptación y aclimatación ascendiendo a un par de montañas de más de 6.000 metros de altura, se hicieron campamentos altos, empezando desde 4.300 metros, hasta 5.200 metros de altura y el último campamento alto antes de emprender el ascenso a ‘Ojos del Salado’ que está a 5.843 metros de altura, una altitud en la que es bastante difícil dormir, “lo que se hace a esta altura es acostarse a observar a ver si el cuerpo se adapta , pero no se logra dormir”, refirió.
Previo al viaje se mantuvo un entrenamiento muy constante y disciplinado, ascendiendo a la cumbre a las que se tiene acceso en Colombia y haciendo cardio, nadando y haciendo toda clase de ejercicio que permita poner todo el cuerpo a punto para emprender la aventura de escalar una montaña bastante fuerte, de mucha exigencia, “son casi 7.000 metros de altura, a la que se suma la ubicación en el desierto de Atacama, una zona bastante árida y seca, que no es lo mismo escalar en el desierto que en el trópico como es en Colombia, fueron temas a tener en cuenta para la adaptación y la aclimatación”, sumó.
Para Edwin herrera era el primer intento de escalar esta montaña mítica en Chile, mientras que, para su compañero de aventura, Andrés Navas, era el cuarto intento en el que gracias a la planificación y la unión de esfuerzos se pudo conseguir el objetivo propuesto.
“Vinimos a conocer la ruta de los seis mil que es como llaman a esta zona de los Andes en límites entre Chile y Argentina, en la que se encuentran montañas por arriba de los 6.000 metros de altura, que es lo que buscamos siempre”.
El ascenso a la cima del ‘Ojos del Salado’
Tras llegar a Chile, se debieron desplazar a Copiapó la ciudad de entrada al desierto de Atacama, situada a unos 600 kilómetros de Santiago, la capital chilena y de Copiapó a internarse en la montaña son otros 300 kilómetros.
“Fueron inicialmente ocho días antes del intento a cumbre, en el tema de adaptación, conocer el terreno, de internarnos en otras montañas, de ayudarle al cuerpo a que se comporte de la mejor manera, con una buena alimentación e hidratación abundante, por ser una zona demasiado seca”.
La escalada al primer campamento a 5.800 metros se toma un día, allí se trató de descansar a esa altura en campamento alto Tejos y la escalada son unas siete horas hasta llegar a la cima del volcán, por lo que nos tomó la jornada unas 14 horas entre subir y descender, es una jornada muy fuerte en la que básicamente se ingiere mucha agua y óxido para mantener las energías.
El tiempo también fue un aliado, hubo una excelente ventana como llamamos nosotros los montañistas al buen tiempo que permite escalar, “estar a más de 6.000 metros de altura siempre lo va a mantener a uno agitado, es cuando uno no puede agitarse para nada, hay que mantenerse tranquilo, toca llevar un ritmo despacio, sin afanes, logramos darnos cuenta de que llevábamos buen ritmo, logramos alcanzar otras expediciones que habían salido antes que nosotros, los últimos metros son los más difíciles por el cansancio mental y la ansiedad de llegar, pero finalmente lo logramos y alcanzamos la cima del volcán ‘Ojos del Salado’ y misión cumplida”, concluyó.
Edwin y Andrés llegan a Colombia con la satisfacción del logro conseguido, pero de una vez comienzan a planear la que será su próxima montaña para coronar, no descartan algún día ir al Everest como una meta a largo plazo. Edwin quiso agradecer a los que creyeron en el proyecto como Coofisam, al tiempo que invitó a la dirigencia y a las empresas en la región para que inviertan en deportes alternativos como el que practica.