Por: Jose Eustasio Rivera
La desafortunada grabación al alto directivo de FECODE Nelson Alarcón, teniendo como objetivo político el paro nacional para derrotar al centro democrático el próximo año, satanizó la movilización y los contradictores la han utilizado para darle más discurso a este sector político que quieren siempre bajo cortinas de humo esconder el estallido social que enfrenta el país. 45 días de paro que inicio con una fallida reforma tributaria, pero que sobre la mesa se han venido presentando problemas históricos sin resolver y que han venido afectando la economía y el empleo.
El paro tiene intereses políticos y muchos marchan porque tienen un interés directo en lo que va ser la contienda electoral. Lo desafortunado de todo esto, es que unos pocos se apropien causas de millones de jóvenes y ciudadanos inconformes, que vieron en el paro la oportunidad de alzar la voz ante miles de políticas públicas fallidas, y un gobierno desconectado de la realidad. El país en su mayoría tiene una inconformidad latente y creciente ante la clase política.
La demanda social y ciudadana se ha visto expuesta en las movilizaciones, pidiendo y reclamando progreso social, opacado quizás en unos sectores más que otros, por algunos actos de vandalismo y la individualización de hechos entre la fuerza pública y manifestantes. Muertes y heridos que se lamentan, porque no es la razón de ser de estas protestas que son en su mayoría justas y pacíficas.
¿Será una estrategia del gobierno para descalificar la oposición y favorecer al uribismo para radicalizar la opinión y ganar nuevamente en el 2022? Como lo argumentan algunos analizas. Los autogoles suelen utilizarlos como estrategias para ganar torneos y no partidos. Es una pugna la utilización de las pasiones y sentimientos de los ciudadanos para obtener créditos políticos y apuntarle a la polarización. Más gasolina a la hoguera no es la solución, hoy hay una respuesta a años de falta de oportunidades, empleo y garantías para los jóvenes.
El paro y las movilizaciones de están convirtiendo en una normalidad para los jóvenes, bajo ese ambiente han venido desarrollando sus estudios. Pero varios estudios hoy arrojan datos interesantes para hacer una prospectiva y confirma algunas hipótesis. Por ejemplo muchos de los manifestantes son jóvenes, con muchas de ellas mujeres, más de la mitad estudian, la tercera parte estudia y trabaja y la otra tercera parte está desempleado. Y por supuesto hay un algo compromiso político. Y más del 90% piensa votar las próximas elecciones. La educación y el empleo es la más grande solicitud de esta generación que alzo la voz no solo en contra de Uribe como muchos piensan, si no en contra de un establecimiento que está gobernando para un país de ancianos.
No se cansan de expresar que los jóvenes no son el futuro, si no el presente del país. Pero siguen aplazando sus promesas para que no sean ni el presente ni el futuro, si no los vándalos, como los han venido estigmatizando. Un Presidente joven gobernando para el viejo país.
