Por: Carlos Tobar
Como era previsible las dificultades del gobierno Petro van en aumento. Un mal diagnóstico de los problemas del país que, condujo a un desenfoque grave en los objetivos de gobierno, sumados a la incompetencia administrativa de la mayor parte del equipo nombrado en ministerios, oficinas, departamentos, direcciones…, lleva a la situación caótica que cada vez más preocupa a los ciudadanos.
Los problemas vienen creciendo, además, porque en los altos cargos de responsabilidad del estado, el presidente ha designado personas que, por su incompetencia en lugar de resolver problemas, no solo no lo hicieron, sino que, los agravaron o crearon unos nuevos: casos como el Ministerio de Minas y Energía, o el Ministerio del Deporte, o el Ministerio de Agricultura, o el Ministerio de Ciencia y Tecnología, o el Ministerio de Gobierno, o el Ministerio de Hacienda, o …
En el camino quedaron personajes como José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria, Cecilia López, y tantos otros en cargos de mediano nivel que están probando que la inestabilidad que ya se le conocía a Petro en su paso por la alcaldía de Bogotá, es una constante inveterada (valga la redundancia).
Algunos explican que es un viraje esperado, porque el presidente va a radicalizar sus posiciones políticas para sacar adelante sus propuestas de campaña. Que son irrenunciables. El problema es que la mayor parte de sus propuestas son irreales y demandan recursos que no hay y, tiempo que no tiene.
A mi juicio, el punto de inflexión en las políticas de gobierno que puede llevar a un aislamiento del petrismo puro, es la salida de Jorge Iván González de la dirección del DNP. El doctor González era el polo a tierra del gobierno. En la construcción del Plan Nacional de Desarrollo hizo un gran esfuerzo para aterrizar las propuestas a la realidad fiscal y financiera del país. Trató de conciliar el discurso etéreo del presidente con las reales posibilidades del gobierno, una tarea que parecía imposible, como quedó demostrado con su salida.
En su desesperación por hacer algo, el presidente parece haber escogido el camino fácil de gastar los recursos de inversión en las listas de mercado que le pasan sus electores, sin tener en cuenta las inversiones estratégicas que, de verdad, conduzcan al progreso. Su estrategia de gobernar en las regiones atendiendo las peticiones locales y regionales y, las políticas de subsidios generalizados para sectores desvalidos, se va a llevar la mayor parte del presupuesto de inversión de los próximos dos años largos.
Inversiones de polvareda que van a causar más frustraciones que satisfacciones. Mientras tanto los graves problemas del desarrollo económico y social, seguirán sin solución. Corriendo el riesgo de que se agraven. Políticas clave para el progreso como las de energía, o producción industrial o agroindustrial, o de servicios avanzados, permanecerán en el olvido.
Pobre país, resultado de un pobre gobierno.
Neiva, 19 de febrero de 2024
