DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
Al ex militar lo mandaron asesinar desde Cali según las investigaciones adelantadas por las autoridades. A pesar de la millonaria recompensa que se ofreció por pistas de los responsables del atentado; a la fecha, son pocas las pistas que se tienen de quién mandó y porqué asesinar a Javier Escobar Ramírez.
Javier Escobar Ramírez, quien gozaba de uso de buen retiro del Ejército Nacional, tenía un “oscuro” pasado que, aunque trató de evadir, lo persiguió hasta la ciudad de Neiva, donde en junio del 2021, fue asesinado de dos disparos cuando se disponía a entrar a una iglesia.
La Policía inicialmente habló de un intento de hurto, versión que perdió fuerza con la investigación. “Los sicarios fueron de acá de Neiva, pero contratados por una banda delictiva de Cali”.
Con el paso de los meses, los investigadores lograron encontrar detalles que desvirtuaba esta hipótesis y por el contrario abría paso a un oscuro mundo delictivo que, aunque existe, las autoridades tratan de disimular.
17 meses después, y a pesar de una jugosa recompensa ofrecida por el paradero de los homicidas, Diario Del Huila logró confirmar, que la investigación por el crimen del excoronel Javier Escobar Ramírez dio un giro inesperado, la millonaria suma ofrecida jamás se pagó, y ya no solo se investigaba a cinco jóvenes en Neiva, sino que las autoridades se enfrentaban a todo un imperio que estaba siendo liderado desde Cali.
Uno de los investigadores vinculados a la investigación afirmó lo siguiente, “la muerte del coronel la pagó un capo desde Cali, aquí hicieron el enlace con unos sicarios, también integrantes de una estructura delincuencial del sur de Neiva, el plan era asesinarlo allá en la capital del Valle, cuando el exmilitar llegara a firmar unos “negocios”, pero como no lo hizo, cambiaron la ruta, analizaron sus movimientos por varios días y tan pronto supieron de su llegada a Neiva, como los gatilleros se conocían más la zona, pues efectuaron el crimen. Ya le habían hecho un primer intento en un centro comercial el día anterior donde habían estado vigilando sus pasos, pero allí no pudieron efectuar nada; el día del homicidio, el coronel salió de retirar un dinero y lo de la iglesia fue simplemente casualidad, pero les salió como anillo al dedo, porque cuando él va a entrar al templo, es cuando lo atacan”.
El día del crimen
Javier Escobar Ramírez, se movilizaba en un vehículo Renault Logan color gris modelo 2020 de su propiedad, llevaba consigo un bolso con la suma de casi 10 millones de pesos, luego de mediodía se dirigió desde el norte de Neiva hasta la zona centro, pasó por el barrio Altico, allí se detuvo en la iglesia de San José, donde presuntamente habría sido citado para un “negocio”, mientras se bajaba del carro para ingresar al templo, a plena luz del día, cinco sujetos que se movilizaban en tres motos negras, sin placa y le seguían previamente los pasos, lo interceptaron en la puerta de la iglesia y sin darle tiempo a reaccionar le dispararon dos veces.
Las balas se arrojaron en su pecho, el exmilitar pese a que estaba armado, no logró reaccionar, y mientras tanto, los gatilleros, uno de ellos atravesó la iglesia de extremo a extremo, para salir por la puerta principal y así ser recogido por su cómplice que en moto lo esperaba al otro lado de la carretera; todos aunque cogieron por calles diferentes, tenían el mismo destino, y era el sur de Neiva, donde inicialmente dejaron guardadas las motocicletas en una vivienda de un asentamiento de la comuna Seis, para posteriormente deshacerse de cualquier evidencia que los vinculara.
Todos llevaban casco cerrado, uno de ellos un bolso en sus hombros y aunque un video de una cámara de seguridad captó el momento del ataque, no fue posible identificar el rostro, pues ninguno lo dejó al descubierto.
A su paso y una vez la noticia se regó como pólvora, el entonces comandante encargado de la Policía Metropolitana de Neiva, coronel Carlos Carmona afirmó lo siguiente, “un hombre fue atacado a bala por sujetos armados que lo interceptaron en una iglesia, nos estamos enfrentando al parecer a un intento de hurto y todo hace parte de la investigación”.
A la víctima que quedó tendida en el suelo algunos minutos, no le robaron absolutamente nada, consigo llevaba dos celulares gama alta, una cadena de oro avaluada en más de tres millones de pesos, una pistola nueve milímetros y dinero en efectivo, nada de lo anterior quedó en poder de los sicarios, pues el único fin era arrebatarle la vida, objetivo que finalmente lograron, pues a pesar que el excoronel fue llevado a un centro asistencial, pocos minutos después dejó de existir por la gravedad de las heridas, pues aunque las autoridades habían confirmado en su momento que el ataque había sido con arma traumática, finalmente se ejecutó con arma de fuego.
Los nexos con capos de Cali
Un escándalo salpicó la vida militar del coronel en el año 2008, quien era jefe de operaciones de la Tercera Brigada del Ejército con sede en la ciudad de Cali. Para ese mismo año fue detenido señalado de filtrar información de las operaciones de la Fuerza Pública al narcotraficante Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’, en esa época considerado uno de los máximos jefes del cartel del norte del Valle del Cauca.
Por lo anterior, en ese entonces el hoy fallecido, junto a ocho militares fueron detenidos y llevados a juicio, poco después el coronel fue retirado de la institución. Viajó a Venezuela y en los últimos años se había radicado en el sur de la ciudad de Neiva, dónde se encontraba residiendo, también estuvo preso en un batallón de Bogotá, al igual que el segundo comandante de la Escuela de Comandos de Zarzal, mayor Wilmer Manuel Mora Daza.
El hoy asesinado junto a ocho oficiales más, según declaraciones de ‘Don Diego’, uno de los narcotraficantes más poderosos del Valle, integraban una especie de ‘fuerzas especiales’ que, además de brindarle seguridad al capo del Norte del Valle, también custodiaba cargamentos de droga que se movían por los corredores que salen hacia el Pacífico desde el sur del Chocó hasta Nariño.
Una recompensa que jamás se pagó
Una de las esposas del exmilitar, dispuso de 20 millones de pesos, para facilitarle a las autoridades la ubicación de los responsables, pero ni le jugosa suma de dinero les permitió a los investigadores hallar a los sicarios y tampoco pistas que los llevara a ellos.
El Gaula Militar estuvo liderando dicha iniciativa familiar, dispusieron de las líneas telefónicas y hasta desplegaron campañas que dejara ver el dinero que estaba a disposición de algún informante, el mismo que nunca llegó y por lo tanto se desistió de esta jugosa cifra.
A hoy, las investigaciones no tienen avance, solo se le restó importancia a la hipótesis del supuesto atraco, y mientras aquí los investigadores hacen lo suyo, también trabajan de la mano con las autoridades del Valle del Cauca, desde donde se sabe se planeó el asesinato del misterioso coronel que, tratando de evitar su pasado oscuro, buscó en Neiva un refugio que finalmente lo condujo a la muerte.