Diario del Huila

Una dolorosa búsqueda concluye después de dos décadas

May 11, 2024

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Esta entrega digna se da en el marco de las medidas cautelares adoptadas en 2021, sobre el cementerio del corregimiento de La Unión Peneya en el municipio de La Montañita, Caquetá. Allí, la JEP y la UBPD recuperaron 47 cuerpos, entre los que se encuentran víctimas de reclutamiento. Algunos de ellos murieron mientras aún eran menores de 18 años.

Diario del Huila, Primer Plano

Después de más de dos décadas de angustiosa incertidumbre, una familia en el departamento del Huila finalmente ha cerrado el doloroso capítulo de la desaparición de uno de sus seres queridos. La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en colaboración con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), ha facilitado el encuentro entre esta familia y los restos de un niño que fue reclutado por las extintas FARC-EP a la temprana edad de 16 años, y cuya vida fue truncada en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad seis meses después.

Este emotivo reencuentro se produce en el contexto del Caso 07, titulado ‘Reclutamiento y utilización de niñas y niños en el conflicto armado’, en el cual se están llevando a cabo medidas cautelares sobre el cementerio del corregimiento de La Unión Peneya, en el municipio de La Montañita, Caquetá.

En este lugar, se han recuperado los cuerpos de 47 personas, potenciales desaparecidos durante el conflicto armado. Entre estos hallazgos, se han encontrado trágicamente niñas y niños víctimas de reclutamiento forzado.

La ceremonia de entrega digna y la posterior inhumación de los restos del joven reclutado se llevaron a cabo gracias al esfuerzo conjunto de las instituciones que integran el Sistema Integral para la Paz. La JEP y la UBPD trabajaron en estrecha colaboración con el Instituto Nacional de Medicina Legal para identificar de manera certera a la víctima.

Durante la conmovedora diligencia de entrega digna, la hermana del joven desaparecido compartió el tormento vivido por su familia durante estos largos años de búsqueda infructuosa: «Uno recuerda jugar, ver muñequitos, hacer cosas de niños y después ver a mi mamá llorando, buscándolo. Para ella fue duro no verlo. No poder hacerle un velorio, ni llevarlo a una iglesia. Mamá sufrió mucho».

La familia le contó al despacho relator del Caso 07 que hace unos años, integrantes de las extintas Farc-EP les informaron sobre la presunta inhumación del cuerpo de su ser querido en el cementerio de La Unión Peneya. Sin embargo, como no les permitieron ver el cuerpo, no pudieron tener certeza que se tratara de él. A esta incertidumbre se sumaron los testimonios de algunos habitantes de la zona que les relataron haberlo visto vivo, lo que mantuvo la esperanza de tenerlo de nuevo en casa.

La explicación del Instituto de Medicina Legal reveló que la identificación del cuerpo se comprobó mediante pruebas de ADN. Es decir, el hallazgo coincidió con el perfil genético de su madre. En esta diligencia, la familia pudo conocer información sobre la causa de muerte y el proceso de identificación.

Una madre finalmente encuentra consuelo al conocer la verdad sobre la desaparición de su hijo después de más de dos décadas de angustiosa espera.

El trabajo de la JEP

El amigo cercano que acompañó a la familia durante este emotivo momento expresó su reconocimiento hacia el trabajo de la JEP y la UBPD, destacando la importancia de su labor para las familias afectadas: «Uno ve en la televisión a la JEP y no entiende para qué es, hasta que pasa esto. El trabajo que ustedes hacen es muy gratificante para las familias, nunca pensé que la JEP sirviera tanto».

Como símbolo de homenaje a la incansable lucha de la madre en la búsqueda de su hijo, el despacho relator del Caso 07 entregó a la madre una planta de bambú. Este gesto representa la fortaleza, resiliencia y solidaridad de todas las mujeres y familias que han sido afectadas por el reclutamiento forzado de niñas y niños durante el conflicto armado en Colombia. La planta de bambú, arraigada en la tierra y resistente a las adversidades, simboliza el proceso de búsqueda y la exigencia de justicia por parte de las víctimas y sus familias.

Este trágico episodio también arroja luz sobre la gravedad de la desaparición forzada asociada al reclutamiento y la utilización de niñas y niños en el conflicto armado. El 40% de las víctimas identificadas en el Caso 07 son familiares directos de menores reclutados y desaparecidos, subrayando la necesidad de abordar esta problemática de manera integral y urgente.

Sobre las medidas cautelares en La Unión Peneya

En desarrollo de las medidas cautelares ordenadas por la Sala de Reconocimiento de Verdad de la JEP en octubre de 2021, la UBPD y el Grupo de Apoyo Técnico Forense (GATEF) de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la JEP recuperaron un total de 47 cuerpos esqueletizados que fueron entregados al Instituto Nacional de Medicina Legal para su identificación. La JEP, la UBPD y Medicina Legal trabajan de forma articulada en la identificación y posterior entrega digna de todos los cuerpos recuperados en el cementerio de La Unión Peneya.

A la fecha, se han identificado y entregado de manera digna a sus familiares seis cuerpos de víctimas recuperados en el marco de la medida cautelar. De estos, cuatro corresponden a personas que fueron reclutadas por las Farc-EP siendo niñas o niños y, los otros dos, también fueron reclutados y fallecieron cuando aún eran menores de 18 años.

Del total de los 47 cuerpos recuperados en este cementerio, el Instituto Nacional de Medicina Legal ha determinado que 26 corresponden a personas que murieron siendo adultos, 4 corresponden a personas que murieron siendo menores de 18 años y 17 se encuentran en un rango de edad probable al momento de su muerte que podría incluir menores de 18 años.

La entrega de estos restos y la posterior ceremonia de inhumación representan un paso crucial en el proceso de verdad, justicia y reparación para las víctimas del conflicto armado en Colombia. A través del trabajo coordinado entre las instituciones del Sistema Integral para la Paz, se espera continuar brindando consuelo y cerrando heridas profundas en las comunidades afectadas por décadas de violencia y sufrimiento.

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