Salud Empática
Por: Adonis Tupac Ramírez
Queridos lectores, iniciamos una serie de columnas con esta crónica que esta incluida en mi libro ‘la soledad del cirujano’.
Me encontraba en un sitio de la ciudad llamado “Caldo Parao”, un lugar de moda para terminar de amanecer después de una larga rumba donde llegábamos a tomar los caldos que quitan la borrachera y disminuyen el guayabo, y esto no es una publicidad, sí funcionan y de eso pueden dar fe muchos borrachos que pasaron por el sitio. Eran las 4 am y estábamos sentados en la barra con mi compañero cirujano Darío y nuestras novias ( que después se convirtieron en esposas por su gran capacidad de aguante), esperando que llegaran esos apetitosos caldos de costilla llenos de carne, papa, calienticos, humeantes, con un aroma seductor y en nuestras manos con una buena porción de cilantro para acompañarlos. El sitio estaba ubicado en el área céntrica de la ciudad y al lado de las oficinas del DAS (antiguo departamento administrativo de seguridad) por lo cual era bastante seguro. De pronto alguien gritó nuestros nombres, una persona un poco pintoresca con acento paisa, con un gran bigote y una sonrisa contagiosa, de entrada no lo reconocí, estaba un poco lejos, me había quitado las gafas y además estaba ebrio lo cual dificultaba todo. Esta persona se acercó y nuevamente nos saludó, se acuerda de mi doctores, yo soy Roberto, hace más de dos años Uds. me operaron en el hospital y posteriormente se levantó la camisa y nos mostró su cicatriz de laparotomía (es la cirugía que abre el abdomen por la mitad) y de la toracostomia derecha (en esta cirugía se inserta un tubo dentro de la cavidad torácica para habitualmente drenar la sangre producida por una herida). Cuando pude oír mejor su voz y ver sus ojos lo reconocí de inmediato, me paré y le di un gran abrazo porque jamás pensé en que lo pudiera ver así de nuevo, convertido en otra persona.
Roberto ingresó en Junio del 2003 al servicio de urgencias del hospital universitario, víctima de múltiples heridas por arma corto punzante, es decir puñal; en junio se celebran las festividades de la ciudad por lo cual las víctimas de violencia se incrementan por el aumento del consumo de alcohol, riñas callejeras y atracos.
La próxima semana tendremos la segunda parte.
