Una Rhua Ambiental: mujeres produciendo orgánico. En los municipios de San Agustín e Isnos 45 mujeres campesinas sacan adelante producción de café y caña orgánicas, pero además hacen la transformación de estas en varios productos. Blanca Lilia Fernández Muñoz, de 62 años, habla de su proceso.
DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
Por: Gustavo Patiño
Una Rhua Ambiental: mujeres produciendo orgánico. Blanca Lilia Fernández Muñoz, una campesina de 62 años, es una de las líderes de Uba Rhua Ambiental, una asociación de mujeres rurales en los municipios de San Agustín e Isnos, en el Huila, que han encontrado en la producción orgánica una alternativa sostenible para mejorar su calidad de vida. Esta organización no solo se dedica al cultivo de café y caña, sino que ha diversificado su producción con subproductos como vino de café, vino de caña, galletas de café, cáscara de café melada y varios tipos de panela.
Producción orgánica
La producción orgánica ha ganado un lugar destacado en la asociación, y sus miembros están convencidos de que este tipo de cultivo no solo mejora su salud y bienestar, sino que también abre las puertas a oportunidades de exportación en mercados que valoran la sostenibilidad y la calidad de los alimentos. En Europa, por ejemplo, el consumo de productos orgánicos ha aumentado considerablemente, y la demanda de alimentos producidos sin agroquímicos crece año tras año, una tendencia que Uba Rhua espera capitalizar.
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«Todo lo que producimos es orgánico, desde la caña hasta el café, no utilizamos ningún tipo de químico», asegura Blanca Lilia Fernández, con un tono firme que denota su compromiso con la sostenibilidad. Ella, junto a 44 otras amas de casa y algunos jóvenes y hombres que se han sumado al proyecto, trabaja incansablemente para mantener los estándares de producción orgánica en cada uno de sus productos. «En nuestra asociación, tenemos el aporte de la panela, que yo produzco en Isnos, y el café, que viene de San Agustín, donde otras compañeras manejan variedades como el Geisha, Bourbon rosado y Caturro», comenta.
Beneficios ambientales y para la salud
La diferencia clave de la producción orgánica radica en los beneficios tanto para la salud humana como para el medio ambiente. La ausencia de pesticidas y fertilizantes químicos asegura que los productos sean más saludables para el consumo, lo cual resulta crucial en un contexto global donde las enfermedades relacionadas con la alimentación son cada vez más comunes. Además, la agricultura orgánica ayuda a preservar la biodiversidad, a mejorar la calidad del suelo y a reducir la contaminación del agua.
Blanca Lilia explica con detalle cómo logran mantener sus procesos completamente naturales: «Todo lo hacemos con métodos tradicionales. Por ejemplo, para las galletas de café, utilizamos cáscaras del grano meladas, que cocemos en miel de caña orgánica. Para el vino de caña, fermentamos el jugo de la caña sin añadir ningún químico, y así aseguramos que todo sea lo más natural posible». Este tipo de producción no solo tiene un impacto positivo en la salud de los consumidores, sino que también contribuye a la preservación de los saberes ancestrales de las comunidades rurales del Huila.
Un mercado que está creciendo
En Europa, el mercado de productos orgánicos ha crecido de manera exponencial durante las últimas décadas. Países como Alemania, Francia y España han liderado este movimiento, con consumidores cada vez más conscientes de los beneficios de los alimentos orgánicos y dispuestos a pagar un precio más alto por productos que garanticen procesos respetuosos con el medio ambiente y con la salud humana. Según la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM, por sus siglas en inglés), la superficie agrícola destinada a la producción orgánica en Europa ha aumentado en un 70% desde el año 2010.
«En Europa están muy aburridos de los químicos. Ya hemos tenido contacto con gente interesada en comprar nuestro café desde España y Estados Unidos, pero todos nos piden que mantengamos la producción orgánica, porque es lo que allá están buscando», cuenta Fernández Muñoz, dejando en claro que los productos que cultivan en Uba Rhua cumplen con los estándares más estrictos de calidad. Esta demanda creciente de alimentos orgánicos representa una oportunidad invaluable para proyectos comunitarios como Uba Rhua, que buscan expandir sus horizontes y mejorar las condiciones económicas de las familias campesinas del Huila.
Buscando certificaciones
El proceso de obtener certificaciones orgánicas es uno de los desafíos más importantes para la asociación, ya que estas certificaciones abren las puertas a mercados internacionales y garantizan la confianza de los consumidores en el origen y calidad de los productos. «Estamos luchando por la certificación orgánica, que es clave para poder exportar nuestros productos. Con el favor de Dios y el apoyo de varias personas, pronto esperamos lograrlo», expresa Fernández, llena de esperanza por lo que el futuro le depara a la asociación.
Uba Rhua Ambiental no es solo una asociación productora de alimentos; es también un espacio de empoderamiento para las mujeres rurales, que tradicionalmente han enfrentado barreras para acceder a oportunidades económicas. «La iniciativa es de mujeres campesinas», recalca Fernández, destacando el papel fundamental que desempeñan las mujeres en la gestión de la asociación. Cada una de ellas aporta su conocimiento y trabajo a la producción de café y panela, y juntas han logrado construir una red de apoyo mutuo que trasciende el ámbito económico.
Variadas líneas de negocio
Además, la diversificación de productos ha permitido a la asociación explorar nuevas líneas de negocio. «Estamos produciendo vino de caña, vino de café, galletas de café y también la cáscara de café melada. De todo esto sacamos algo, porque si usted tiene café, necesita panela para acompañarlo», dice Blanca Lilia con una sonrisa, mostrando cómo los productos que elaboran están interconectados, creando un ciclo económico que beneficia a toda la comunidad.
Este enfoque integral no solo mejora las condiciones de vida de las familias campesinas, sino que también contribuye al desarrollo rural sostenible, al generar empleo y oportunidades en zonas donde las opciones económicas son limitadas. En palabras de Fernández, «todos somos comunidad», resaltando cómo la asociación ha logrado unir a personas de distintas veredas de Isnos y San Agustín en un proyecto que les da dignidad y una oportunidad de crecimiento.
Innovaciones incorporadas
A pesar de la naturaleza artesanal de los productos de Uba Rhua, la asociación ha sabido incorporar innovaciones que les permiten mejorar su eficiencia sin perder el carácter orgánico y tradicional de sus procesos. Un ejemplo de ello es la producción de subproductos de alta calidad como el vino de café, un producto que ha despertado interés tanto a nivel local como en los mercados internacionales. «El vino de café lo hacemos fermentando el grano y luego lo dejamos reposar para que adquiera su sabor característico», explica Blanca Lilia, quien está convencida de que este tipo de innovación les permitirá diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo.
Al mismo tiempo, la asociación se esfuerza por mantener las técnicas tradicionales que han sido parte de su cultura durante generaciones. «Para hacer los pasabocas de cáscara de café, primero lavamos bien el café, lo melamos y luego lo mezclamos con miel y canela. El resultado es un sabor único», comenta Fernández, orgullosa de los sabores que logran a través de estos métodos artesanales. Este equilibrio entre innovación y tradición es una de las claves del éxito de Uba Rhua, que ha encontrado una manera de modernizar su producción sin comprometer sus raíces.
Futuro prometedor
Con la creciente demanda de productos orgánicos y el interés de compradores internacionales, el futuro de Uba Rhua parece prometedor. «Ya nos han pedido café para España y estamos esperando concretar las exportaciones», señala Fernández Muñoz, quien está convencida de que la asociación está en el camino correcto para expandirse a nuevos mercados. Sin embargo, es consciente de que el éxito no será fácil. «Hay que seguir trabajando duro, pero sabemos que si mantenemos nuestro compromiso con la calidad y lo orgánico, vamos a llegar lejos», afirma con convicción.
El ejemplo de Uba Rhua Ambiental refleja el potencial de la agricultura orgánica como una herramienta de transformación social y económica en las zonas rurales de Colombia. No solo permite a las comunidades mejorar sus condiciones de vida, sino que también contribuye a la protección del medio ambiente y a la salud de los consumidores. En un mundo cada vez más consciente de los impactos de la producción agrícola convencional, proyectos como este representan una esperanza para un futuro más sostenible y justo.
Para Blanca Lilia Fernández Muñoz y las demás integrantes de Uba Rhua, la producción orgánica es mucho más que una forma de cultivo; es una manera de vivir y de conectarse con la tierra de una manera respetuosa. «Todo es orgánico, nada de químicos», dice Blanca Lilia, reafirmando el compromiso que ha mantenido la asociación desde su fundación. Y con ese mismo compromiso, están listas para enfrentar los retos que vengan y llevar su mensaje y productos a todos los rincones del mundo.