Dentro de las propuestas incoherentes que ha propuesto el gobierno nacional, para reformar la política de financiamiento de la educación superior en el país, está la debilitar su financiación estatal o sea deja en vilo a los estudiantes de todos los estratos sociales, sin tener acceso a los recursos del crédito educativo. Desafortunadamente el abultado déficit fiscal que presentan las finanzas públicas nacionales, que de manera reiterada hemos venido afirmando en anteriores líneas editoriales de esta tribuna de opinión, ha generado que todas las políticas públicas que ha emprendido el ejecutivo se encuentren en cuidados intensivos. Diariamente las organizaciones sociales y comunitarias han empezado a protestar en todas las regiones del país, por el incumplimiento de las promesas electorales que expresó durante la campaña electoral que llevó a Gustavo Petro Urrego a la presidencia de la República. Su accionar administrativo, ha sido ineficiente e ineficaz, porque no ha logrado aglutinar a la opinión pública para cumplir con su plan de acción propuesto. Ha hecho lo contrario. Ha contribuido a la polarización de la sociedad colombiana.
Ahora como lo expresaba el día anterior el ministro de Educación Nacional, Daniel Rojas, el Icetex, que ha sido una institución que ha contribuido a la financiación de miles de estudiantes para cursar sus estudios de educación superior desde hace 74 años que fue creada, enfrenta desafíos presupuestales derivados de la coyuntura fiscal del país. Para conjurar la crisis, salen con la idea luminaria de crear el Banco del Saber, con el fin de darle entierro de primera al Icetex. Es una idea sacada del universo extraterrestre. Actualmente el Ministerio de Hacienda no le ha girado los recursos a la entidad para atender los compromisos ya adquiridos por los estudiantes con las universidades donde cursan sus estudios. Algo muy grave para la sociedad colombiana. Y como si fuera poco, los más de 200.000 estudiantes que han podido ingresar a la educación superior gracias al Icetex, y que hoy están en vilo por los tumbos que se han dado en el manejo de la entidad y de su recurso, y los que esperan el apoyo financiero para cursar sus carreras en la próxima vigencia, se encuentran bastante preocupando, porque no reciben del Gobierno un parte de tranquilidad.
El Estado colombiano, no puede desconocer el drama que atraviesan quienes con mucho esfuerzo han logrado labrarse un camino en la educación superior y ahora viven días de incertidumbre. Sobre todo, los estudiantes que provienen de los sectores más vulnerables del país, y de las minorías étnicas y poblaciones en situación de vulnerabilidad. Todo el sector educativo, que es el motor de desarrollo de Colombia, está muy preocupado por la decisión gubernamental de dejar en rines al Icetex, lo cual implica una hecatombe de grandes proporciones para el bienestar general de las familias colombianas.