Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
Ante tantas noticias sobre hechos aberrantes que se presentan a diario en el que las víctimas son generalmente niños, niñas, mujeres y personas de la tercera edad, nace en mí una profunda preocupación por la aceleración en los procesos de descomposición social, y lo digo francamente, es un tema que me estremece.
El mundo está colmado de sociópatas (personas que padecen una patología de tipo psicológico que provoca un comportamiento caracterizado por la impulsividad, la hostilidad y el desarrollo de conductas antisociales), de eso no cabe la más mínima duda, y nuestro país, luego de tanta violencia, ha heredado una cantidad de conductas sociópatas en muchos individuos, quienes han venido perdiendo la sensibilidad humana, el respeto por las normas de comportamiento en comunidad y la empatía en general.
Voy a mencionar algunos sucesos despiadados registrados por hombres y mujeres, absolutamente carentes de piedad y de temor de Dios, en los últimos días.
El cuatro de octubre del presente año los medios de comunicación registraban un hecho macabro en el que por despecho un padre de familia asesinó a su hijo de cinco años, con el pretexto de causarle dolor a su expareja, un acto demencial que solamente una persona absolutamente retorcida puede cometer.
En el mismo mes de octubre, cuando los colombianos aún no superaban el lóbrego homicidio del pequeño niñito de cinco años a manos de su progenitor, un nuevo caso estremecía a toda la nación; la desaparición de un niño en el municipio de Segovia en el departamento de Antioquía, quien presuntamente habría sido sometido a vejámenes, tortura y asesinato, por parte de su abuela, su madre y su padrastro, en medio de un perverso acto satánico.
Son muchos más los sucesos que tienen como víctimas a infantes en Colombia, por eso traigo a colación la escandalosa cifra que Medicina Legal da a conocer con corte al mes de agosto de 2022, la cual presenta que al día treinta del mes ocho se han registrado 426 crímenes en los que los sacrificados han sido indefensos menores de edad.
Por otro lado, hemos podido ver, leer y escuchar en los medios de comunicación, los atentados ocurridos en contra de mujeres, las cuales han sido ultrajadas, violadas, torturadas y vilmente asesinadas, tras actos demenciales, como el ocurrido en el Guaviare, en el que una ciudadana falleció aparentemente por la gravedad del abuso sexual y empalamiento a los que fue sometida en un barrio de la capital del mencionado departamento; o el crimen ocurrido el día miércoles pasado en similares circunstancias en la ciudad de Villavicencio.
Pero qué se está haciendo al respecto, cómo se está evaluando a la población, qué seguimiento se está haciendo a la misma, por qué en lugar de disminuir los indicadores estos aumentan cada día, a quién le puede doler este flagelo para que en realidad le preste verdaderamente atención.
Lo realmente cierto lo expresó el gran Víctor Hugo en las siguiente frase: “Amigos míos, tened presente lo siguiente: No hay ni hombres malos ni hierbas malas, tan sólo hay malos cultivadores”.