Luis Humberto Tovar Trujillo
Desafortunadamente la política regional, la han convertido en un reencuentro de vulgares políticos tradicionales, quienes han sido protagonistas de las desgracias regionales, y de la Colombia misma.
Esos sepultureros de Colombia hoy se sienten redentores del Huila.
No hablan contra la corrupción, que por décadas han tenido al Huila, y al país, porque no se comen la misma podredumbre en el mismo plato; ahora se han reunido en una feliz coincidencia, porque se llaman amigos, como la gran razón de esas coincidencias vulgares, esos mismos de la política de siempre, de los políticos tradicionales, generalmente enriquecidos por el uso del poder en forma indebida.
Se han reunido en una vulgar prostitución de la política, haciéndola más, una acción degenerativa, utilizando el dinero de inidónea procedencia, para ganar elecciones en una clara demostración de la más alta corrupción e infestando hasta los tuétanos las decisiones democráticas.
Esos son los enemigos de la democracia, los que utilizan el dinero para ensuciar la conciencia del pueblo, y perpetuarse en el poder para salir de la pobreza de ellos a costa de la miseria ciudadana.
Son estafadores con credenciales de políticos. Casos como Neiva, Garzón, Pitalito, La Plata, Tesalia, y otros muchos municipios, han montado una verdadera cantina de prostitución política, donde concurre toda la podredumbre regional, que se entregaron al gobierno nacional, y han aplazado las supuestas reformas del gobierno Petro, mientras pasan las elecciones, para no quedar en evidencia, y verse sometidos al escarnio público.
Toda esa vieja política regional, que enarbolan la bandera de un Huila grande, de un Huila que crece, detentadores del poder regional por más de 30 años, incluida la reciente reelección en la CAM, son los mismos que impiden que los organismos de control ejerzan su función, para apoyarse en la podredumbre institucional, como soporte de futuros éxitos políticos.
Son esas bellezas que respaldan al suspendido Gorky, monstruo de la podredumbre en Neiva, que a diario reta con el poder de la capital, a todas las autoridades regionales, menos a las de Bogotá, que por fin resucitaron de esa anestesia indebida.
Todos con Lara a la gobernación, todos con Tatiana Solano a la Asamblea 51, todos con Casagua a la alcaldía para liberarnos de esos terratenientes de la corrupción.