Por: Armando Saavedra
La Universidad Nacional, al igual que la Universidad Surcolombiana anda por estos días en el proceso de elección del rector para un nuevo periodo. Y en este podemos identificar todos los problemas de nuestra pobre y debilitada democracia.
Las dos me importan. En la primera estudié mi pregrado y especialización, y hoy tengo en su campus virtual, por temas de pandemia, a mi hijo menor. La segunda además de ser el centro académico más importante del Departamento acogió a toda mi familia: hermanos, Primos y sobrinos. De igual manera a mí, pues en convenio hice mis estudios de maestría.
Dos sucesos de la última semana nos tienen sorprendidos: El primero es la reelección de la doctora Dolly Montoya, como rectora de la Universidad Nacional de Colombia. Llaman la atención dos elementos de análisis, por un lado la muy baja participación de la comunidad educativa en el proceso electoral (10.49%) del censo universitario; destacando el (62.9%) de los docentes, frente al (26.02%) de estudiantes, y (1.95%) de egresados. Y por otro, la victoria del voto en blanco (32.98%), frente a (27%) Dolly Montoya; Jorge iban Bula (21%); Diego Hernández (17%) y Moisés Cetré (0.8%).
Este resultado, visto por los estudiantes como un triunfo, pues pensaron que se reiniciaría el proceso con tres nombres nuevos, con nuevas y mejores propuestas, los lleno de felicidad. Sin embargo este triunfo les duro poco, pues resulta que esta victoria pírrica, dirán algunos, se fue al traste cuando el Consejo Superior Universitario CSU, designo por 6 votos de los 8 posibles a la doctora Montoya, los dos votos restantes de las representantes de estudiantes y docentes fueron en blanco, al no lograr hacer que el consejo respetara la decisión de las elecciones estamentarias, dado que este proceso no es “vinculante” y el CSU, sigue siendo el máximo órgano de la institución.
El otro suceso es el video que se filtró por las redes sociales, que dan cuenta de un charla entre la doctora Nidia Guzmán Durán, candidata a la rectoría de la Universidad Surcolombiana y su hijo, en el cual queda claramente demostrado el manejo politiquero con el que la señora enfrenta el proceso electoral, la injerencia que han tenido diferentes políticos locales desde concejales, representantes y senadores, y de la clara falta de ética con el cual miran tanto a la institución en particular como al proceso electoral en general.
Dos procesos que dan fe como dije al principio de los problemas de nuestra pobre democracia, falta de participación del electorado, cultura del todo vale, que se refleja en el video cuando dicen: “darles contra el mundo”, permeabilidad de la corrupción a todo nivel, y la total falta de compromiso de la comunidad en general, en este caso con el centro educativo más importante del Huila.
¿Cuál es el ejemplo que esta señora va a dar a los estudiantes a quienes quiere formar?; ¿Cual el compromiso de los politiqueros que hoy quieren mantener el control de la Universidad?, pero lo más importante: ¿ganará la doctora Nidia como ganó la doctora Dolly, a pesar de que la comunidad no está de acuerdo?
Finalmente y en coherencia con mis columnas anteriores, ¿este tipo de escándalos harán que la comunidad empiece a cambiar?
Para reflexionar: ¿hasta cuándo la politiquería?; y, ¿En dónde está nuestra responsabilidad ciudadana?