Por: Diana Sofía Giraldo
En las actuales circunstancias de destrucción y muerte, los que quieren hacerle daño a Colombia no se pueden mimetizar más en las zonas grises. Aquí es necesario poner las cosas en blanco y negro. O se está dentro de las reglas de juego del estado de derecho o se está abiertamente con la violencia urbana.
Pero no podemos permitir que quienes están agazapados en las zonas grises, mientras arrinconan al gobierno, gracias a que la violencia los catapultó como negociadores, se nieguen a condenar el horror que estamos viviendo los ciudadanos por una violencia que ataca a unos para aterrorizar a todos. Basta de trampas y sofismas que como telarañas tienen enredado al alto gobierno y atrapada a la mayoría de la población no violenta.
Los promotores del paro y quienes los manejan en la sombra, tienen la posibilidad de condenar y detener el terror, si realmente les interesan los colombianos.
Las escalofriantes imágenes con las que nos aterrorizan cada noche van in crescendo, mientras el gobierno intenta un diálogo-negociación con sordos, creyendo que para el control de la situación, no tiene necesidad de ampliar la base de respaldo político. El Presidente solo no lo va a lograr y cada día que pase quedará más aislado. ¿Por qué diálogo de sordos? Porque a los negociadores del paro no les interesa realmente sacar a los violentos de las marchas, ellos son su combustible. Porque a más excesos consiguen arrinconar más al gobierno, logran más concesiones y ganan tiempo para desesperar a la población, aislarla de sus autoridades, ponerla en su contra y conducir a una situación límite, a una explosión social que resulte ya del todo incontrolable.
¿Qué percibe el ciudadano común?
Que la violencia ha sentado a la mesa al gobierno. Por eso es tan importante que se insista en exigir, como se hizo en las últimas horas, la condena clara, por parte de los organizadores del paro, a cualquier forma de violencia. No pueden evadir esta responsabilidad acusando institucionalmente a la Policía, blanco sistemático de todo tipo de provocaciones.
Si algunas imágenes pasarán a la historia de la infamia son las del intento de quemar vivos a 15 policías y la indefensión de su salida con las manos en alto, mientras una patrullera caía al piso y entre lágrimas creía que pasaba los últimos momentos de su vida. ¿Es esa la Policía que presentan al mundo como desalmada? ¿Es esto un acto de vandalismo?
Mientras tanto, juegan una maquiavélica guerra diplomática y mediática. Manipulan la realidad, la distorsionan para hacerle creer al mundo que tenemos un régimen autoritario, cuando realmente Duque ha sido un presidente muy de centro, que se mostró demasiado confiado al gobernar con los funcionarios heredados del gobierno anterior.
Que salgan de las zonas grises para que queden claro quiénes legitiman el uso de la violencia, puesta al servicio de intereses políticos.