Hace apenas unos cuantos meses, en un ‘live’ de Instagram, Rafael Dudamel le propuso un trato a Víctor Bonilla: “Si tú llegas primero (al cuerpo técnico del Deportivo Cali), yo voy como preparador de arqueros. Y si yo llego primero, tú vas como preparador de delanteros”. En medio de las carcajadas, y no propiamente de incredulidad, Víctor respondió: “Perfecto, me parece bien”…
Por aquel entonces, los dos, campeones con el color verdiblanco en 1998, parecían lejanos al banco del conjunto azucarero. Al poco tiempo, Dudamel ya estaba sentado allí y asumió el reto con tal compromiso, que el Cali conquistó la anhelada décima estrella. Y hoy, desde hace cuatro días, a su lado está Bonilla. Un trato es un trato.
Para Víctor —campeón de la Liga con los azucareros en 1996 y 1998, año en el que fue máximo artillero, y finalista de la Copa Libertadores en 1999, edición de la que también se erigió como ‘cañonero’—, esta era una ilusión y le llega como una bocanada de oxígeno a su cuerpo, luego de haber sufrido la pérdida de su hija Diana Cecilia (25 años) en un accidente de tránsito.