DIARIO DEL HUILA, ESPECIAL
El Plan de Evangelización de la Arquidiócesis de Bogotá se enriquece notablemente con la mirada retrospectiva sobre las figuras señeras de la historia particular. Entre ellas destaca el Venerable Ismael Perdomo, Arzobispo de Bogotá entre 1928 y 1950. Apóstol de la Paz, conocedor de toda la Arquidiócesis, promotor de múltiples iniciativas sociales y caritativas, prudente pastor en medio de graves acontecimientos políticos y obediente a la Santa Sede hasta el heroísmo, nos dejó además el espléndido testimonio de su preocupación por la formación y santidad de los sacerdotes: la construcción del Seminario Mayor, baluarte arquitectónico de la ciudad.
Continuamos leyendo su historia pues esta Casa Editorial quiso rendirle un homenaje al Monseñor opita Pedro Ismael Perdomo Borrero.
Ordenación sacerdotal
El 19 de diciembre de 1896 fue ordenado sacerdote en la Basílica de San Juan de Letrán, con tan solo 24 años de edad. Permaneció un año en el Seminario de San Sulpicio en Paris, donde pasó varios meses de sociedad, en meditación y oración, aprendiendo las técnicas para ser director espiritual.
Su primer cargo al regresar a Colombia fue el de vicerrector del Seminario de Garzón, profesor de filosofía, teología, moral y director espiritual de los seminaristas. Fue párroco de Altamira, Huila y secretario del obispo de Garzón, monseñor Esteban Rojas. Los párrocos de los pueblos cercanos lo invitaban como predicador en las fiestas patronales, a lo que nunca se negaba. Pasaba muchas horas confesando y numerosos enfermos lo llamaban para tener el consuelo de ser atendidos por tan santo ministro.
En 1903 fue nombrado primer obispo de Ibagué, le rogó al nuncio que lo librara de ese cargo, porque él se creía indigno tan alto oficio. El nuncio le respondió:
“si me hubiera dicho, ¡por fin encontró el tipo mejor preparado para ese cargo! habria pedido que no le concedieran ese obispado. Pero se pone a decir que no es digno, yo no lo llamé para preguntarle si es digno o no, sino para que firme este documento aceptando el nombramiento”
En 1923 fue nombrado arzobispo coadjutor del arzobispo de Bogotá, monseñor Bernanrdo Herrera con derecho a sucesión. El 2 de enero de 1928 al morir monseñor Herrera, quedó como arzobispo de Bogotá y primado de Colombia.
Principales obras
Cuando llego como arzobispo de Bogotá la ciudad tenía nueve parroquias, cuando murió eran 53. Consagró como obispos a cinco sacerdotes y ordenó a más de 50 seminaristas. Escribió más de 100 cartas pastorales en 47 años de obispado. Fundo el Seminario Mayor de Ibagué y el Seminario de Bogotá.
Reconstruyó el Palacio Arzobispal que habría sido quemado el 9 de abril de 1946. Ante esta destrucción dijo “Todo se ha perdido, menos la confianza en Dios”.
Para remediar la frialdad religiosa organizó en el Tolima grandes misiones populares y recorria las parroquias a lomo de mula, días enteros, con un sol canicular de 40 grados y a veces bajo torrenciales aguaceros. Eran viajes que por su incomodidad y agotamiento se parecían a los de San Pablo. Monseñor decía “Estos viajes sirven para pagar pecados”.
Creó fundaciones sociales como el Banco Agrícola o Caja Social, la Caja de Ahorros para obreros, la Caja de Ahorros para Ciero, el Banco Social del Tolima, la Sociedad fomentadora de Acción Social, entre otras.
Muerte
El 27 de abril de 1950, después de recibir la comunión y la extremaunción, monseñor hizo que se le leyera la novena que le escribió a Nuestra Señora de Fátima. En su lecho de enfermo la firmó y recomendó que se pusieran en práctica los deseos de María, desde ese día empezó a rezarla.
Murió el 3 de junio, de ese mismo año, fue sepultado por voluntad suya a los pies de la Santísima Virgen, en la capilla de la inmaculada Concepción de la Catedral Primada.
Proceso de canonización
El 31 de enero de 1962, el cardenal Luis Concha Córdoba creó por decreto el Tribunal Informativo para iniciar la causa de beatificación y canonización de monseñor Perdomo. Los 1300 testigos que rindieron declaración para este proceso proclamaron que por su obra y virtudes lo consideraban verdaderamente un santo, por su intercesión se han obtenido muchos favores y a Roma se han enviado más de mil testimonios.
Monseñor Rubén Salazar, desde su posesión como arzobispo de Bogotá, se interesó en reactivar el proceso y nombró como postulador de la causa a monseñor Daniel Ferreira, párroco de la iglesia a San Juan de Ávila.
El actual arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda continuo el proceso, se designa un nuevo Tribunal y nombran como vice postulador al padre Leonardo Cárdenas, párroco de la Basílica Nuestra Señora de Lourdes.
El proceso para su canonización se abrió apenas en 1962, durante el gobierno de Guillermo León Valencia -hijo de Guillermo Valencia-, pero la adjudicación de la capida del conservatismo sobre sus hombros hizo que el gobierno colombiano retrasara su proceso. Finalmente Ismael Perdomo fue reconocido como Siervo de Dios por la Santa Sede y el Papa Pablo VI, cuando el proceso para la causa de su beatificación fue admitido por la Congregación para las Causas de los Santos el 15 de noviembre de 1966.
El 7 de julio de 2017, en el mismo decreto del Papa Francisco que reconocía el martirio de los sacerdotes católicos colombianos Pedro María Ramírez Ramos y Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, fueron reconocidas sus virtudes en grado heroico, por la cual es considerado venerable en la Iglesia católica.