Diario del Huila

Villalba, un huilense con visos de presidente

Ene 8, 2024

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Por: GERARDO ALDANA GARCÍA

A un hombre público se debería medir por la estatura de su pensamiento traducido en actuaciones que edifican crecimiento, desarrollo y bienestar en la sociedad. Desde las regiones colombianas surgen hombres y mujeres cuyos desempeños en lo público trascienden la comarca y notifican al país de sus capacidades. Hablo de colombianos de bien, lógicamente; pues es claro que existen enormes casos de personajes tristemente célebres que también logran pervivir en la memoria colectiva de la sociedad. El pasado viernes, mientras cumplía diligencias en el primer piso del edificio de la Gobernación del Huila, advertía la presencia de un destacamento de policía, que esperaba al primer mandatario de los huilenses. Entretenido como estaba en mi asunto administrativo, de repente, una voz calmada y recia a la vez, me sacó de los pensamientos que vivía. La Plaza de Banderas, desde sus muros que han grabado las voces de tantos gobernadores, identificó automáticamente la tesitura de aquella voz; era Rodrigo Villalba Mosquera. Quise quedarme sentado en donde estaba y seguí el hilo del discurso de este hombre de 72 años.

Debo decir que Rodrigo Villalba Mosquera, el hijo de Doña Karlina Mosquera, sobrino de doña Elvira Mosquera y tan afecto a la familia de Jesús María Díaz Mosquera,   siempre me ha inspirado respeto, es solo que en esta oportunidad también se acrecentaba mi admiración por él. Al escucharlo nuevamente desde su papel de gobernante, lo percibí con mayor madurez. Al salir del habitáculo de diligencias administrativas, quise ubicarme a algunos metros de él. Lo seguía escuchando y al verlo supe que, las canas que peina, muy lejos de sugerir desgaste, están ennoblecidas por una mente brillante cuyas ideas y juicios fluyen de forma serena, reflexiva y contundente.  Para mi experiencia en este acto público que buscaba impulsar acciones de seguridad en el territorio, la plaza se había convertido en una sala de teatro. Como parafraseando el argumento de la obra de Guebelly “ El Asesinato de un Fantasma”, quise ver en escena los diversos papeles que Rodrigo Villalba ha interpretado en su vida, y vaya que sorprende la prolífica carrera. Con roles que van desde Juez municipal, pasando por la experiencia de alcalde, congresista, director de instituciones nacionales, ministro y dos veces gobernador,  es justo reflexionar sobre su carácter, estilo y principios en los que se inspira a diario. Pero hay que sumar con generosidad, su indiscutible liderazgo político que le ha valido no solo para ser elegido en las corporaciones citadas, sino que ha tenido el músculo para generar los espacios en los que otros huilenses se hicieron reconocidos y grandes, como por ejemplo la elección de los gobernadores Carlos Mauricio Iriarte y Luis Enrique Dussán, este último elegido varias veces Representante a la Cámara y presidente de las entidades Banco Agrario y Finagro, como también Florita Perdomo en su papel de congresista. Es evidente que reflexionar sobre los logros obtenidos a lo largo de su vida pública, ha de ser objeto de muchas páginas que, con seguridad, dan para escribir un libro. El hecho es que tales logros fundamentados en su forma de ser como político, como legislador, como gobernante, poseedor de una hoja de vida intachable, con cero escándalos, le merecen hoy, como ayer, un reconocimiento nacional que va mucho más allá del escenario del partido liberal en el que se edificó y en el que se mantiene, despertando respeto.

Estoy seguro de que, al hacerse un estudio sobre los huilenses con mayor figuración y respeto en el ámbito nacional, el nombre del hoy gobernador saldrá descollando al lado de Héctor Polanía Sánchez o Guillermo Plazas Alcid; y claro, aún le falta un tiempo para que se aproxime a otros dirigentes de nuestra tierra como Misael Pastrana Borrero y seguramente de quien por espacio de dos meses también fue presidente, el agraduno José María Rojas Garrido. Y digo que le falta este espacio, justamente por que, durante los siguientes cuatro años, su papel de gobernador por segunda vez, lo compromete a hacer nuevamente las cosas bien, y mucho mejor. Para entonces, en 2027, Villalba tendrá 76 años; una edad espléndida para consolidar su perfil con proyección de presidente de Colombia. Es claro que la nueva etapa de gobernador por segunda ocasión trae los retos y amenazas inherentes al poder, mismos que como huilense siento, será capaz de sortear y superar, aprovechando las oportunidades para bien de sus paisanos.

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