Por Jazmín Figueroa
Mucho se ha hablado por estos días acerca de la violencia contra la mujer y es que hablar de este tema para quienes han sido víctima de la misma no es tan fácil como parece, ya que nos avergüenza por temor a la estigmatización, reconocer que, en algún momento de nuestras vidas, hemos sido víctimas de violencia; lo doloroso de este tema es que en muchas ocasiones la misma ha sido ocasionada por un ser cercano a quien le hemos brindado nuestra confianza y amor.
La violencia contra la mujer afecta la salud y el bienestar; durante mucho tiempo después de ocurrida, a veces toda la vida, incluyen también lesiones físicas, depresión, ansiedad, embarazos no deseados y enfermedades sexuales transmisibles, entre otros.
Las cifras son alarmantes, en la ciudad de Neiva, según el Observatorio Del Delito De Neiva, en lo que va recurrido de este año a corte de junio se registra que en materia de violencia contra la mujer 554 casos de los cuales 243 son por violencia intrafamiliar, 162 por violencia personal y 149 por presunto abuso sexual.
Pese al gran esfuerzo con políticas públicas, leyes y acuerdos para contrarrestar la violencia contra la mujer, desde el Gobierno Nacional, Departamental y local, parece nunca ser suficiente para erradicar este flagelo, y es que este es un problema que debe importarle a todos independientemente del género.
El llamado es a trabajar y luchar con corresponsabilidad para prevenir y atender los casos de violencia contra la mujer; entre el Estado, la sociedad y las familias.
Lo único cierto es que solas no estamos y siempre contaremos con alguna persona o institución dispuesta ayudar.
Las mujeres a lo largo de la historia hemos demostrado que no nos quedaremos atrás, que la lucha continua, que nuestros esfuerzos para no ver más casos de violencia contra la mujer es tarea diaria, que nuestro aportante en la construcción social con una cultura de amor y respeto hacia la vida, es una herramienta e instrumento para la erradicación de la violencia.
Mujeres fuimos creadas para ser amadas, respetadas, valoras y protegidas, los golpes, los insultos y el maltrato no puede ser admisibles en nuestra vida.
