Las cifras de contagios y de muertes por la pandemia del covid-19 no dan abasto, parece que entre más altos sean los números menos nos sorprendemos, ya se está convirtiendo en algo de la vida diaria.
A la propagación del virus no le han bastado las diversas medidas que se han impuesto desde marzo del año anterior y que por estos días, ante los altos picos que incrementan las cifras, se han vuelto a retomar. El proceso de vacunación avanza, lentamente, pero ahí va.
Sin embargo, parece que todo este panorama no les preocupa a muchas personas, pues se ha conocido que en la última semana el número de contagios ha aumentado, porque los cuidados que tanto se han promocionado, que se deben tener, hoy en día nadie los sigue, o de ellos nadie se acuerda o, simplemente, no les importa.
Y muchos de esos contagios se han dado entre grupos de empleados, de empresas públicas y privadas, que con ocasión de la temporada sampedrina en la ciudad de Neiva, han organizado los tradicionales ‘sampedritos’ internos, esto a espaldas de las autoridades y sobre todo, sin seguir las medidas biosanitarias que se tener aplicar en estos momentos, y ante tanta irresponsabilidad qué vamos hacer.
Como están las cosas no hay que confiarse, que porque a algunos ya les ‘tocó’, otros que ya se vacunaron y otros simplemente no lo han hecho, porque no les parece que ninguna vacuna sea efectiva, sin embargo, sea lo que cada uno crea, lo más responsable es cuidarse, porque las cifras que se registran a diario no son un invento de los medios de comunicación ni de los gobiernos, nacional, departamental o municipal, simplemente son una realidad.
El covid-19 es una realidad, que hay miles de contagiados es real, que muchos han fallecido por el virus, más que cierto. Si alguien aún lo duda, es respetable su posición, pero lo que no se acepta es que ante la incredulidad y la irresponsabilidad se tengan que exponer las familias con todos sus miembros.
El cuidado no depende de los gobiernos, depende única y exclusivamente de cada uno y para hacerlo no hay que esperar que uno de nuestros allegados entre a engrosar las estadísticas de contagios y fallecidos, o incluso cada uno de esos que andan por la vida sin la protección necesaria.
Es cierto que estamos en plenas fiestas tradicionales y qué bueno gozar el San Pedro, pero vivos. Así que, a cuidarse.