Después de treinta años, volvieron los ataques terroristas a los puestos de policía del municipio de Iquira y del Corregimiento de San Luis, en la noche del sábado anterior, generando temor y zozobra a la población civil, quienes tuvieron que resguardase en sus viviendas. Gracias a la oportuna reacción de las Fuerzas militares y de la Fuerza Pública, los guerrilleros se desplegaron hacia las zonas montañosas. Mientras el presidente de la república, Gustavo Petro Urrego instalaba las sesiones ordinarias del Congreso de la República, en el Huila se volvieron a presentar esos momentos aciagos de ingrata recordación que vivió la sociedad huilense, por los permanentes ataques terroristas a las poblaciones huilenses que destruyó la dinámica productiva y que provocaron muertes y lesionados a las personas que residían en estas localidades. Hay que reconocer que gracias al gobierno de la época del expresidente Alvaro Uribe Vélez, se logró volver a estabilizar y recuperar la tranquilidad y la verdadera paz en todo el país. Algo que no le perdona la izquierda a este líder político, que le propinó los más contundentes golpes a la insurgencia y al paramilitarismo.
El gobierno nacional debe atender el clamor de los gremios económicos del departamento y de todos los alcaldes que claman un mayor fortalecimiento militar y un aumento del pie de fuerza, para poder contrarrestar el aumento del accionar narcoterrorista que se empieza a presentar en el Huila. Estas dos poblaciones fueron blanco de una brutal arremetida de algunos frentes de las disidencias de las Farc, que tienen azotado a los agentes económicos de la región a través de las intimidaciones y amenazas para pagarles las extorsiones que le cobran mensualmente. Los ataques transportan al país a aquellos días aciagos de uniformados impotentes ante el poder de fuego de los ilegales, tal y como consta en grabaciones que han sido incautadas por los organismos de seguridad del Estado. Reviven los días de tomas guerrilleras en las que solo la superioridad aérea de la Fuerza Pública lograba que el accionar del enemigo cesara. Se necesitan revivir el poderío de la aviación que contribuyó en otrora a contrarrestar a estas organizaciones criminales.
Estas organizaciones subversivas tienen controlado a la tercera parte del territorio colombiano, así los áulicos del gobierno nacional digan lo contrario. Es la cruda realidad que está viviendo la sociedad colombiana. Las recientes acciones del Ejército en su contra y en el marco de la decisión del Ejecutivo de suspender el cese del fuego, se puede inferir que estos delincuentes pueden estar buscando que la Fuerza Pública, en especial la Policía, permanezca en las cabeceras municipales. Como ya se ha visto con imágenes recientes, que han causado impacto en otras regiones del país, donde ejercen un fuerte control territorial, llegando incluso a realizar patrullajes en vías principales a plena luz del día.