Por: Juan Felipe Molano Perdomo
Si todavía tiene dudas sobre su candidato a la Presidencia de la República, quiero compartirle esta columna para que decida bajo razones reales y serias.
Es apenas normal hacernos esta pregunta, pues según las estadísticas más del 25% de los potenciales electores solo deciden la última semana, quizás, en las últimas horas antes de arrimarse al puesto de votación, y tal vez, lo hacen por diferentes razones personales o grupales, o simplemente porque no es de su incumbencia.
Indican estudios que “el voto es un acto individual minado de significados socio-culturales, que refleja en su orientación costumbres, hábitos, preferencias, filias y fobias políticas. Es decir, el voto también es resultado de un proceso sociocultural y político. En este sentido, refleja al propio votante: su pasado, su presente y su futuro. Dónde se genera el voto ha sido una incógnita no resuelta definitivamente en la ciencia política, aunque hay hipótesis que plantean que el voto se genera en la conversación y que son varios y distintos los factores que inciden en la motivación y orientación del voto”.
Es así, que precisamente hoy Colombia se encuentra en la dicotomía de votar por miedo, es decir de perder algo, de fracasar, o pondrán en riesgo la estabilidad, la paz, el progreso, el bienestar, el futuro, la seguridad, los valores y los logros alcanzados por los ciudadanos, individualmente considerados o como sociedad. Sin embrago esta claro que es una estrategia muchas veces usada y se genera por inducción, principalmente por los partidos y candidatos que buscan ganar o conservar una posición de poder político, creando a través de diferentes estrategias de comunicación, una serie de dudas sobre posibles escenarios futuros adversos y dañinos para la sociedad en el caso de que sus opositores ganen las elecciones.
Pero también esta el voto ira, es decir el del descontento, la inconformidad, el malestar y la irritación social en contra de algunos de los partidos contendientes o sus candidatos, es el voto de protesta.
Entonces intuyo que Colombia hoy se mueve más por el voto de ira, que ya no se deja influenciar por el voto del miedo, que saben que peor no podría irnos como sociedad, como emprendedores, como agricultores, como campesinos, como una clase media cada día más pequeña en vía de extinción y una clase pobre en aumento.
Hoy escribo mi última columna de opinión antes de estas justas electorales, donde intente señalar con certeza y entereza nuestra condición y nuestros problemas sociales, como también de enseñar que hoy está en juego no una lucha de clases, ni la pérdida del poder político, no señores, esta en juego es la perdida del poder y control económico que ha estado en manos de los mismos los últimos cien años, casi los mismos de Gabo en su libro, pues lo han hecho en su soledad, escondidos de la mayoría de los colombianos, por eso invito a votar por Gustavo Petro y Francia Márquez, una formula cuya cabeza conoce el país como nadie y tiene propuestas concretas para solucionar sus problemas, los cuales en si no significan que sean las únicas pero al menos nos mantuvo todo el tiempo con la mirada puesta en que este pais merece un cambio de gobierno y forma de gobernar, del otro lado más de lo mismo como la visita de fico a Neiva.
