Nuevamente las altas precipitaciones que están cayendo en algunas regiones del país, dejando una oleada de destrucciones en la infraestructura productiva, acompañados de pérdidas humanas y materiales. Lo anterior se da por la falta de un proceso de ordenamiento territorial, que obliga a las familias de menores ingresos, que buscar terrenos de alto riesgo que por lo regular terminan en tragedias como las que están ocurriendo en algunas regiones del país. Además de la influencia de las lluvias, en ambos casos se cuestiona qué tan previsible era prevenir las emergencias, ya que las víctimas viven en zonas de alto riesgo de deslizamiento. La sociedad colombiana está expuesta a la ocurrencia de desastres naturales. Los medios de comunicación diariamente están informando sobre estos eventos que están afectando el bienestar de la población, que se siente amenazada permanentemente porque no estamos preparados con la logística para atenuar los efectos funestos que afectan la dinámica productiva y los bienes inmuebles donde habitan. Esto refleja la alta fragilidad que presentan los terrenos donde se consolidan asentamientos humanos en zonas de alto riesgo de remociones en masa o deslizamientos.
Es verdad que la naturaleza y, como en este caso, el azar son factores muchas veces impredecibles en lo que tiene que ver con catástrofes. Pero no menos cierto es, como tantas veces se ha repetido, que hay otros tantos que sí están en manos de las personas. Mejores gobiernos sí que ayudan a que las comunidades sean menos vulnerables. Desafortunadamente las administraciones municipales en el país no hayan aprendido a prevenir catástrofes. Esa es la verdadera realidad triste y dolorosa donde la población vulnerable es la que más sale afectada por estas emergencias naturales. Mientras el gobierno nacional, se encuentra focalizado en unas confrontaciones políticas absurdas, con el fin de convocar a una constituyente, que les permita perpetuarse en el poder en los próximos cuatrienios. Algo absurdo e iluso. A través de trinos, mensajes en los medios de comunicación y redes sociales, se está generando una desviación al accionar gubernamental de las problemáticas que posee la sociedad colombiana.
Miles de personas afectadas por estos desastres naturales, se encuentran relegadas a un segundo plano del accionar estatal. Las imágenes dantescas que presentan los medios de comunicación generan impaciencia y solidaridad para estructurar estrategias que mitiguen en parte su situación de calamidad en que se encuentran. Lo que sí se han llevado son los reflectores mundiales. Decenas de municipios de Colombia con deslizamientos por culpa de las lluvias que no dan tregua, de personas sufriendo porque lo perdieron todo debido a las inundaciones. Y políticos risueños con los dineros para atender las emergencias que han sido hurtados por funcionarios y políticos, riéndose ante tales actuaciones con la anuencia de amplios círculos de poder, que gozan de las mieles y riquezas que han usufructuado legalmente.